miércoles, 26 de diciembre de 2012

Feliz Navidad

 Almudena Grandes - El País 24.12.2012
 A los culpables, a los corruptos, a los indiferentes, a los insolidarios, a los mentirosos, lo único que les deseo es que se intoxiquen con una ostra justiciera
A los que luchan por la dignidad de todos. A los huelguistas de la sanidad pública, a los combatientes de la marea verde, a los investigadores y científicos que no quieren emigrar, a los trabajadores de Canal Nou, a los de Telemadrid, a todos los periodistas que no han renunciado a su oficio, a los voluntarios que paran los desahucios, a los jueces que se niegan a que la justicia se convierta en un privilegio, a los farmacéuticos que se saltan la ley a la torera, a los que trabajan gratis en cualquier sector para mantener en pie los servicios que este Gobierno está arrebatando a los ciudadanos cuyos intereses debería proteger, a los que se movilizan, a los que se indignan, a los que protestan por ellos y por los demás.
A los pequeños héroes de la vida cotidiana. A los pensionistas que mantienen a sus hijos en paro con una pensión raquítica. A los abuelos que esta noche cenarán una tortilla francesa para que sus nietos no se queden sin juguetes. A las cocineras que harán milagros con el dinero que hace poco se gastaban sólo en turrón. A los que cantan y bailan con un sapo atravesado en la garganta. A los que van a contribuir a encender las luces de sus casas con la miseria que cobrarán el 8 de enero por veinte días de trabajo temporal, sirviendo mesas o empaquetando regalos. A los que recuerdan Navidades mucho más pobres, y se extrañan de que éstas nos den tanto miedo.
A los que lo están pasando mal. A los que no tienen trabajo, a los que no ven la luz, a quienes no duermen por las noches, a quienes sienten que les han robado el futuro. A todos ellos, cualquiera que sea el significado de esas palabras en este año maldito, feliz Navidad. A los demás, no. A los culpables, a los corruptos, a los indiferentes, a los insolidarios, a los mentirosos, lo único que les deseo es que se intoxiquen con una ostra justiciera. Ojalá.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Una boñiga


 
Del mismo modo que los alemanes, según Phil K. Dick, ganaron la II Guerra Mundial haciendo creer a los aliados que la habían perdido, quizá el teniente coronel Tejero, tras fingir que se rendía, tomó para siempre el Parlamento. Fruto de ese golpe de Estado sería la realidad actual, en la que rige una Constitución que es papel mojado en sus máximas aspiraciones, ya que ni los españoles somos iguales ante la ley (y después de Gallardón menos) ni, según la última reforma laboral, tenemos el derecho al trabajo que antes al menos se nos reconocía en la teoría. Todo ello por no hablar de la entelequia esa de la vivienda digna o del acceso a la sanidad y la educación públicas. Nos ha tocado en suerte, por si fuera poco, un ministro de Cultura beato cuya máxima aspiración es parecerse a un toro bravo españolista (no hay toros bravos simplemente españoles). Más aún: se indulta a los banqueros ladrones y a los torturadores declarados mientras se deja escapar con triquiñuelas jurídicas a los capos de mafia internacional. Así las cosas, cuando el PP compara al 15M con Tejero, no hace otra cosa que desviar la atención de sí mismo. Ellos son Tejero. No solo incumplen el programa que los llevó al poder, sino que saquean al ciudadano obedeciendo órdenes de las mafias financieras internacionales. Nada de lo que inspiró la Constitución del 78, comenzando por su preámbulo, sigue en pie ahora mismo. Es cierto que se mantiene la formalidad de votar cada cuatro años, aunque ya el ciudadano ha quedado advertido de que la relación del partido ganador con su programa no es vinculante y que el voto, por lo tanto, vale lo mismo que una boñiga. ¿Quiénes, pues, son los verdaderos okupas, los que están dentro del Parlamento, teledirigidos por intereses foráneos, o quienes son minuciosamente apaleados, y en todos los sentidos, a sus puertas?

 http://elpais.com/elpais/2012/12/13/opinion/1355425686_952146.html

sábado, 13 de octubre de 2012

Un gilipollas

JUAN JOSÉ MILLÁS 12/10/2012 Informacion.es El Periódico de la Provincia de Alicante

Dicen que ese político del PP que aseguró que las leyes, como las mujeres, estaban para ser violadas, continúa todavía perplejo. Convencido de haber dicho algo ingenioso y profundo, que le catapultaría a las cimas de la política nacional, no acaba de comprender su situación. Amigo de la ministra Báñez, íntimo del presidente Feijóo, admirador de Aznar y devoto de Fraga, había expresado ideas semejantes en reuniones privadas con la complicidad y el aplauso de los presentes. ¿Qué rayos ha ocurrido para que aquello con lo que triunfaba en la intimidad le condujera al fracaso en la vida pública?
-Pues que hay que disimular, hombre -le habrán dicho sus compañeros-. Una cosa es lo que se piensa y otra lo que se dice. Todos sabemos para qué sirven las leyes y las mujeres, pero también sabemos para que está la medicación inhibidora y tú, a juzgar por el desparpajo del que haces gala, has dejado de tomarla.
Acto seguido, salió a la palestra Núñez Feijóo orgulloso de que su compañero de ideología hubiera dimitido a las pocas horas de haber dicho para qué servían las mujeres y las leyes. No se dio cuenta de que él mismo debería haberlo cesado al minuto siguiente de la declaración, de modo que también le traicionó el subconsciente. Es como si un policía se vanagloriara de que un asesino al que había podido detener el día 15 se entregara voluntariamente el día 18. Durante los tres días que permaneció fuera del calabozo podría haber cometido siete crímenes más. El señor para el que las mujeres y las leyes sólo servían para ser violadas podría haber perpetrado a lo largo de esas horas en las que dudó si dimitir o no otras siete declaraciones de semejante profundidad filosófica. No es un mérito, en fin, que él dimitiera sino un demérito que Feijóo o Báñez no lo cesaran.
Ahora bien, aquí estamos hablando todo el rato de ideología, es decir, de ideas, y no cabe duda de que este señor tiene las suyas. Es un hombre que piensa que las mujeres y las leyes solo sirven para ser violadas. Pensamiento político y existencial a tope, no lo negamos. Podríamos decir por tanto que ese señor, de cuyo nombre no queremos acordarnos, es un ideólogo. Pero preferimos decir que es un gilipollas. O sea, un ideólogo de la gilipollez.


http://www.diarioinformacion.com/opinion/2012/10/12/gilipollas/1303936.html

jueves, 4 de octubre de 2012

El cáncer de la gilipollez

Arturo Pérez Reverte - El País - XLSemanal - 24/9/2012

No somos más gilipollas porque no podemos. Sin duda. La prueba es que en cuanto se presenta una ocasión, y podemos, somos más gilipollas todavía. Ustedes, yo. Todos nosotros. Unos por activa y otros por pasiva. Unos por ejercer de gilipollas compactos y rotundos en todo nuestro esplendor, y otros por quedarnos callados para evitar problemas, consentir con mueca sumisa y tragar como borregos -cómplices necesarios- con cuanta gilipollez nos endiñan, con o sin vaselina. Capaces, incluso, de adoptar la cosa como propia a fin de mimetizarnos con el paisaje y sobrevivir, o esperar lograrlo. Olvidando -quienes lo hayan sabido alguna vez- aquello que dijo Sócrates, o Séneca, o uno de ésos que salían en las películas de romanos con túnica y sandalias: que la rebeldía es el único refugio digno de la inteligencia frente a la imbecilidad.

Hace poco, en el correo del lector de un suplemento semanal que no era éste -aunque aquí podamos ser tan gilipollas como en cualquier otro sitio-, a un columnista de allí, Javier Cercas, lo ponían de vuelta y media porque, en el contexto de la frase «el nacionalismo ha sido el cáncer de Europa», usaba de modo peyorativo, según el comunicante, la palabra cáncer. Y eso era enviar «un desolador mensaje» e insultar a los enfermos que «cada día luchan con la esperanza de ganar la batalla». Y, bueno. Uno puede comprender que, bajo efectos del dolor propio o cercano, alguien escriba una carta al director con eso dentro. Asumamos, al menos, el asunto en su fase de opinión individual. El lector no cree que deba usarse la palabra, y lo dice. El problema es que no se limita a expresar su opinión, sino que además pide al pobre Cercas «que no vuelva a usar la palabra cáncer en esos términos». O sea, lo coacciona. Limita su panoplia expresiva. Su lenguaje. Lo pone ante la alternativa pública de plegarse a la exigencia, o -eso viene implícito- sufrir las consecuencias de ser considerado insensible, despectivo incluso, con quienes sufren ese mal. Lo chantajea en nombre de una nueva vuelta de tuerca de lo política y socialmente correcto.

Pero la cosa no acaba ahí. Porque en el mentado suplemento dominical, un redactor o jefe de sección, en vez de leer esa carta con mucho respeto y luego tirarla a la papelera, decide publicarla. Darle difusión. Y así, lo que era una simple gilipollez privada, fruto del natural dolor de un particular más o menos afectado por la cosa, pasa a convertirse en argumento público gracias a un segundo tonto del culo participante en la cadena infernal. Se convierte, de ese modo, en materia argumental para -ahí pasamos ya al tercer escalón- los innumerables cantamañanas a los que se les hace el ojete agua de regaliz con estas cosas. Tomándoselas en serio, o haciendo como que se las toman. Y una vez puesta a rodar la demagógica bola, calculen ustedes qué columnistas, periodistas, escritores o lo que sea, van a atreverse en el futuro a utilizar la palabra cáncer como argumento expresivo sin cogérsela cuidosamente con papel de fumar. Sin miedo razonable a que los llamen insensibles. Y por supuesto, fascistas.

Ahora, queridos lectores de este mundo bienintencionado y feliz, echen ustedes cuentas. Calculen cómo será posible escribir una puta línea cuando, con el mismo argumento, los afectados por un virus cualquiera exijan que no se diga, por ejemplo, viralidad en las redes informáticas, o cuando quien escriba la incultura es una enfermedad social sea acusado de despreciar a todos los enfermos que en el mundo han sido. Cuando alguien señale -con razón- que las palabras idiota, imbécil, cretino y estúpido, por ejemplo, tienen idéntico significado que las mal vistas deficiente o subnormal. Cuando llamar inmundo animal a un asesino de niños sea denunciado por los amantes de los animales, decir torturado por el amor sea calificado de aberración por cualquier activista de los derechos humanos que denuncie la tortura, o escribir le violó la correspondencia parezca una infame frivolidad machista a las asociaciones de víctimas violadas y violados. Cuando decir que Fulano de Tal se portó como un cerdo irrite a los fabricantes de jamones de pata negra, llamar capullo a un cursi siente mal a los criadores de gusanos de seda, tonto del nabo ofenda a quienes practican honradamente la horticultura, o calificar de parásito intestinal al senador Anasagasti -por citar uno al azar, sin malicia- se considere ofensivo para los afectados por lombrices, solitarias y otros gusanos. Sin contar los miles de demandantes que podrían protestar, con pleno derecho y libro de familia en mano, cada vez que en España utilizamos la expresión hijos de puta.


http://www.perezreverte.com/articulo/patentes-corso/704/el-cancer-de-la-gilipollez/

sábado, 15 de septiembre de 2012

La juez, el fiscal y el Gorrinín


ARTURO PÉREZ-REVERTE El País xlsemanal 9/9/2012

Parece el título de una película italiana de los años 50, de las de Dino Risi o Vittorio de Sica; pero a diferencia de aquéllas, ésta no tiene puñetera gracia. O sí, según se mire. Para reírte un rato, con desesperación, de este país de payasos. En cualquier caso, situémonos: Galapagar, sierra de Madrid, hace un par de semanas. Protagonista involuntario, un picoleto que en coche oficial verde y blanco, con pirulo y rótulo de Picolandia, transporta a su domicilio a una mujer maltratada. Después se acerca a un estanco a comprar tabaco. A los veinte pasos oye un ruido a su espalda, se vuelve y ve a dos pavos que han roto un cristal del coche y están desvalijándolo por la cara. Echa a correr hacia ellos, y los artistas se abren a toda leche llevándose el gepeese del coche y la cartera del agente con su deneí, su carnet de cigüeño, sus tarjetas de crédito y su permiso de conducir, que tenía en la guantera. El guardia llama por radio a los colegas. Galapagar es un pueblo pequeño, y un par de picos se ponen a buscar a los malos. Empieza la caza del hombre.

Ahora vamos con los malandros. Un español y un moro. El español, conocido en el pueblo como delincuente habitual de toda la vida, tiene 35 tacos, y para que se hagan ustedes idea de la calaña del hijoputa, responde al elegante apodo de Gorrinín: treinta detenciones entre 1997 y 2001, seis durante 2010 y ocho desde enero de este año, fecha de su última salida del talego. O sea, 44 coloquetas en cinco años y sigue en la calle. Entra por una puerta y sale por otra. Para entendernos: una típica criatura maltratada por la injusta sociedad moderna. El consorte también es criatura maltratada típica: se llama Jalil, y según me cuenta un amiguete de confianza que tengo próximo al juzgado local, «no es muy listo, así que mayormente el otro lo lleva para que se coma los marrones, porque como es moro lo sueltan en seguida». El caso es que los dos colegas, tras desparramar el coche y largarse con el botín, están echándole un vistazo a la cartera del picoleto cuando antes de tres minutos de reloj les caen encima los colegas del damnificado. Alto a la Guardia Civil y todo eso. Fin del segundo acto.

Cacheo de rigor. Contra la pared, brazos y piernas separadas. Y cuando están en ello, y uno de los guardias va a registrar al Gorrinín, éste se revuelve de pronto, saca una navaja y le pega al representante de la injusta sociedad que lo maltrata una mojada que, de no apartarse a tiempo el picolino, lo pone mirando a Triana. Pero sólo le alcanza un tajo en el brazo izquierdo -que necesitará seis puntos de sutura en el centro de salud del pueblo-. Los dos se agarran y caen al suelo, el Gorrinín pegando navajazos y el cigüeño ensangrentado, procurando no llevárselos él. Al final vence la ley y el orden, como se veía venir, y al Gorrinín y al Jalil se los llevan esposados al cuartelillo. Diligencias, etc. Al rato, él y el consorte están en el vecino juzgado de Collado Villalba. Y allí empieza el cuarto acto del sainete, que es mi favorito.

El fiscal debe de estar muy ocupado, porque no aparece por ninguna parte. Y como no hay fiscal que fiscalice, la juez de guardia, conforme a lo previsto en el artículo 505.4 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, ordena la inmediata puesta en libertad del Gorrinín y su colega. Sin fianza. Eso sí, con la seria advertencia -a uno que lleva ocho detenciones por robo y lesiones en lo que va de año- de que se presente cada quince días en el juzgado. So pena, si incumple, de afearle seriamente la conducta. Así que al Gorrinín le quitan las esposas y le señalan la salida: puerta, camino y El Viti. Y el ciudadano, con la contrición y pesadumbre que son de suponer, se dirige hacia ella; no sin antes detenerse en la puerta, dirigir una pedorreta a los funcionarios del juzgado y a los guardias que están allí, y anunciar literalmente: «Soy el amo de Galapagar, y no podéis hacerme nada. Ya veréis. Os vais a cagar». Y luego, rascarse los huevos, encender un pitillo e irse a tomar unas cañas.

Ahora hagan ustedes, porfa, el bonito ejercicio de imaginar que al picolo del navajazo se le hubiera ocurrido sacar el fusko durante la pajarraca. Y que en el forcejeo se le hubiera escapado un tiro. O que, por impulso propio del instinto de supervivencia, se lo hubiera pegado a propósito al malo entre ceja y ceja, tras el primer navajazo. Calculen los titulares: respuesta desproporcionada, brutalidad picoleta, fascismo guarro, etcétera. Y los telediarios abriendo con nombre, apellidos, domicilio y foto de primera comunión del guardia. Que podía darse por bien jodido, el infeliz. Iban a salirle fiscales localizables y jueces rigurosos hasta de debajo de las piedras.

http://www.finanzas.com/xl-semanal/firmas/20120909/juez-fiscal-gorrinin-3483.html

lunes, 3 de septiembre de 2012

Referéndum

Lo que está haciendo el gabinete de Rajoy no es gobernar, sino desmontar, uno por uno, los derechos y libertades que cimentaron el espíritu de la Constitución de 1978
 
Almudena Grandes 3 SEP 2012 El País 

¿Han sido felices este verano? Espero que sí, porque la memoria de esa felicidad va a resultar imprescindible en los próximos meses. Y no crean que invoco las tinieblas del otoño para llamarles a la resignación ante el rescate inevitable. Me propongo animarles a hacer más bien lo contrario.

Los taurinos saben que un toro manso es más peligroso que uno bravo. Los aficionados al boxeo, que la reacción de un púgil acorralado puede ser más violenta que la de su rival. Este gobierno manso, que está contra las cuerdas, no sólo ilustra admirablemente estas metáforas, sino que además, y eso es lo más grave, desborda con creces el mandato que recibió en las urnas. Una mayoría absoluta jamás puede servir de coartada para minar el consenso democrático, fulminando por decreto las bases de una convivencia acordada por la mayoría de los españoles. Por eso, lo que está haciendo el gabinete de Rajoy no es gobernar, sino desmontar, uno por uno, los derechos y libertades que cimentaron el espíritu de la Constitución de 1978.

Si entonces los ciudadanos fueron llamados a las urnas para aprobar aquel texto en referéndum, hoy no pueden asistir impasibles al espectáculo de su demolición, a manos de un gobierno tan inepto como soberbio, que no sólo no se molesta en informarles de unos acuerdos que van a empeorar sus condiciones de vida durante generaciones, sino que a la vez intenta impedir por cualquier medio que se difundan teorías contrarias a las suyas. Esta crisis, que es mucho más que una coyuntura económica, sólo terminará cuando ocupen el poder políticos capaces de hacer política, y consultar a los ciudadanos, respetar su opinión, es la primera obligación de un demócrata. Si Rajoy tiene miedo de convocar un referéndum, debería dimitir, en lugar de embestir como un toro manso contra los ciudadanos cuyos intereses debería proteger.


http://elpais.com/elpais/2012/08/31/opinion/1346412300_976481.html

viernes, 24 de agosto de 2012

RELACIONES IMPOSIBLES: Benedicto XVI-Tarsicio Bertone

Una situación infernal -  Juan José Millás El País 16 AGO 2012

Se conocían desde los tiempos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde hicieron buenas migas ya que los dos eran partidarios de la Inquisición


Benedicto XVI y Tarsicio Bertone no son como un presidente y un vicepresidente, o como un jefe de Estado y un primer ministro. No son, en fin, como Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría, o la reina de Inglaterra y David Cameron, pero casi. Quiere decirse que Bertone manda mucho, manda incluso más que el Papa porque es el que está en la cocina, en la trastienda, es el hombre en la sombra de Ratzinger, vale decir el hombre en la sombra de Dios, lo que desde el punto de vista del poder es la hostia.

Oficialmente, Bertone es secretario de Estado Vaticano y cardenal camarlengo, lo que en la práctica significa llevar la organización interior y exterior de la Iglesia: todo ese papeleo del que precisa Dios, que es un burócrata, para comunicarse con sus criaturas. Pero significa también el control del dinero: los ingresos, los gastos, las inversiones en armas, en fondos de alto riesgo o en fábricas de condones. El cardenal camarlengo dirige el blanqueo de capitales al que es tan aficionado el IOR y sabe por qué de vez en cuando aparece un banquero del Todopoderoso colgado debajo de un puente. En otras palabras, se ocupa también de las relaciones con la mafia, asunto enormemente delicado en una institución cuyo reino no es de este mundo.

En calidad de camarlengo, cuando muere el Papa, hace una cosa muy rara, que es colocarse a la derecha del cadáver y llamarlo por su nombre y apellidos tres veces con una diferencia de tres minutos entre llamada y llamada. El ritual pone los pelos de punta al más pintado porque aunque tú sabes que el Sumo Pontífice está muerto, pues se le ha afilado la nariz, que es lo primero que se le afila a los papas difuntos desde Pío XII, siempre cabe la posibilidad remota de que se levante y pregunte quién le llama, como cuando telefoneas al móvil de un recién fallecido, que se te hiela la sangre en las venas (¿dónde si no?) mientras escuchas los tonos de llamada. Lo normal es que al final salte una voz diciendo que el aparato está fuera de cobertura, porque en el infierno no hay antenas de telefonía móvil, que dan cáncer, pero se te hacen eternos esos segundos, sobre todo si el difunto ha sido enterrado con el teléfono, costumbre que empieza a generalizarse porque se considera que el móvil es ya una extensión del propio cuerpo.

Se hace eterno, decíamos, el tiempo que pasa entre que marcas el número de mamá, que en paz descanse, y la voz de la telefonista informándote de que mamá atraviesa una zona de sombra (¿la laguna Estigia?). Pues imagínense los tres minutos de silencio, tres, que se producen entre la apelación y apelación del camarlengo, con el Papa de cuerpo presente y en su cama, en la cama donde ha dormido cada noche, rodeado por tanto de sus cosas más íntimas (quizá tenga un orinal de plata) que huelen a rancio, como la intimidad de cualquiera, sea Papa o ingeniero informático. Un sinvivir, nunca mejor dicho, porque la actuación se lleva a cabo además en una atmósfera muy lúgubre, con aroma a cera y a incienso revenido, quizá a azufre, pues el diablo no se pierde ni atado este ceremonial, donde ya empieza a mover los hilos para influir en la elección del sucesor.

Si el Papa muerto no contesta, que ya decimos que es lo normal, el camarlengo toma un martillo de plata con el que golpea tres veces la frente del cadáver, para ver si tampoco responde a los estímulos de orden físico. Cada cultura tiene sus métodos. Entre nosotros está muy extendida la costumbre de colocar un espejo frente a la boca del extinto para ver si respira. En la enciclopedia Espasa viene otro procedimiento muy seguro consistente en aplicar la llama de una cerilla encendida al dedo gordo del pie del difunto. Si el dedo se hincha y estalla, significa que está vivo.

Pero no nos desviemos de nuestros intereses. Decíamos que el camarlengo es el encargado de certificar el óbito del Papa, lo que le otorga un protagonismo fúnebre de muerte. Y el Papa es, por su parte, quien elige en vida a la persona encargada de llevar a cabo toda esta liturgia de despedida. Lo lógico es que elija a un amigo del alma, a alguien de mucha confianza, a un cardenal que pronuncie su nombre con respeto, incluso con cariño, no va a nombrar a alguien que le rompa la frente a golpes con el martillo de plata.

No.

Benedicto XVI pensó en Bertone porque se conocían desde los tiempos de la Congregación para la Doctrina de la Fe, donde coincidieron e hicieron buenas migas ya que los dos eran partidarios de la Inquisición, que es como se llamaba antiguamente este departamento. De modo que cuando Ratzinger ascendió al papado se lo llevó consigo y le confió estos dos ministerios, el de las finanzas y el de las pompas fúnebres, que es como si en un Gobierno de España te dieran ahora mismo Economía, Hacienda e Industria.

En principio no fue mala idea. De hecho, todo iba bien de cara a la galería hasta que a finales de mayo fue detenido Paolo Gabriele, el mayordomo del Papa. La sorpresa fue enorme porque no sabíamos que el Papa tuviera mayordomo, Cristo no lo tuvo, aunque según algunos fue Judas, de ahí el rencor de clase que le condujo a lo que le condujo. El caso es que el Papa no solo tenía mayordomo, sino que lo había sacado de una novela policiaca de tercera, en la que en el primer capítulo ya sabes quién es el asesino. El asesino, en una primera lectura, era Paolo Gabriele, a quien Su Santidad llamaba cariñosamente Paoletto. Pues bien, resultó que el fiel Paoletto tenía los armarios llenos de documentos comprometedores para la curia, algunos de los cuales se habían filtrado a la prensa con resultados catastróficos desde el punto de vista de la imagen del papado actual.

Y aquí es donde de súbito salta también al primer término la figura de Tarsicio Bertone, el cardenal que estaba en la cocina, el prelado que vivía en la trastienda de la SL revisando la contabilidad creativa del Vaticano, el hombre que vivía en la sombra, que apenas salía en los periódicos, pero que era la mano que mecía la cuna. Uno podría presumir de haber entendido la trama de la obra, pero la verdad es que no ha entendido nada, excepto que se trata de una novela de intriga en la que el mayordomo, tras una segunda lectura, parece actuar de chivo expiatorio y en la que la supuesta víctima, Benedicto XVI, permanece atada a su presunto victimario, Tarsicio Bertone, por lazos que le impiden cesarlo fulminantemente de su cargo. Quiere decirse que le destrozará la frente a martillazos. Una situación infernal en la mismísima embajada del cielo.

martes, 21 de agosto de 2012

España en crisis SOBRE EL APOCALIPSIS Y LOS CHORIZOS


Rosa Montero - El País Semanal 19 de Agosto de 2012

Escribo este artículo en la misma semana en que la revista The Economist ha sacado su tremenda portada sobre España (el dibujo de un toro de lidia erizado de banderillas que espera cabecigacho y ya sin fuerzas la estocada de muerte, y por encima de él la palabra Spain con la “ese” cayéndose, de modo que sólo queda “pain”, o sea, “dolor”) y mientras el Consejo General del Poder Judicial discute si paga la indemnización de 208 mil euros a Dívar o no. Este texto tardará varias semanas en publicarse, y no sé si para entonces, para ahora que lo está leyendo, Dívar tendrá los riñones un poco más forrados y España se habrá hundido un poco más en el agujero.

Pero el caso es que me he quedado reflexionando en medio de este duro e inolvidable verano que estamos viviendo. Y lo primero que he pensado es que los Apocalipsis son comunes en la vida de los humanos. Quiero decir que esta percepción de vertiginosa caída hacia la catástrofe es algo que se ha experimentado de manera habitual a lo largo de la historia. Así se sintió media Humanidad a principios de la Segunda Guerra Mundial, cuando Hitler parecía dominar la Tierra; o en el crash del 29; o en la Primera Guerra y la epidemia de gripe. Cada vez que los vikingos o los bárbaros o los corsarios arrasaban un pueblo llegaba el Apocalipsis. Pero luego la vida seguía, siempre ha seguido, con más o menos daños, con mayores o menores bajas, pero con esa tenacidad y esa potencia soterrada que la vida tiene. Este momento en el que estamos no puede ser peor; lo que sí creo es que estamos más blandos, más desacostumbrados a la lucha. Tal vez en las últimas décadas hayamos vivido demasiado protegidos. Ha sido un buen regalo del destino, me alegro de ello, pero puede que eso haga que todo nos asuste más de lo debido.

Porque son malos tiempos, desde luego, y sin duda mucha gente está sufriendo. Pero podremos con ello. Quizá en el llamado milagro de la Transición española hubo una suerte de espejismo o de borrachera: éramos muy pobres, lo recuerdo bien, y de repente en 15 o 20 años nos hicimos muy ricos. Qué velocidad tan supersónica. Ahora pienso que quizá nunca fuimos de verdad tan ricos, y que seguramente ahora tampoco somos tan pobres. Hay un tiempo para cada cosa, como dice el Eclesiastés, y creo que nos ha llegado el momento de la realidad y la madurez. Del cambio de sociedad y del compromiso. Porque yo también estoy harta de los políticos, de los diputados con cinco casas en Madrid que cobran dietas de alojamiento, de los infinitos asesores que todos tienen y que pagamos los ciudadanos; estoy harta de los escándalos y la desvergüenza y la marrullería y de que haya personajes que, como Dívar, después de darse una vida opípara a cuenta de nuestros bolsillos, digan que dimiten “sin conciencia de culpa”. Esto es: me indigna y escandaliza que se atrevan siquiera a mencionar la palabra conciencia.

Pero la cuestión es que el problema no es sólo de ellos; no es que haya, por un lado, una panda de mangantes despreciables y por otro un pueblo inocentísimo. Porque, si bien estoy convencida de que, en su conjunto, nuestra sociedad es más decente que sus dirigentes, también creo que todos tenemos que asumir la responsabilidad de nuestras líneas de sombra, de la tendencia al amiguismo, al enchufe, a ese sectarismo que hace que votemos una y otra vez a declarados chorizos, tanto en el PP como en el PSOE o IU (y no es sólo cuestión de ideología, sino también interés personal, porque para eso son los nuestros y nos van a favorecer, nos van a dar empleo, prebendas, negocios, subvenciones). Por no hablar de las muchas ocasiones en que se utiliza eso del “¿con IVA o sin IVA?”, o se aceptan regalos dudosos, o se comete ese sinfín de pequeñas irregularidades que tan habituales son en la sociedad española, porque, a fin de cuentas, todos lo hacen y los poderosos lo hacen mucho más. Y es verdad, los poderosos roban más, pero lo malo es que participar de la pequeña marrullería reafirma la corrupción grande y es lo que a la postre permite que los Dívar digan con toda tranquilidad que tienen la conciencia limpia (o simplemente que tienen conciencia). No sé, me da la sensación, quizá injusta, de que los más violentos ante la crisis, aquellos que sólo se enfurecen con los políticos y se dedican a escupir a la delegada del Gobierno o a romper coches, tal vez luego sean los que más irregularidades cometan personalmente. En resumen: podemos salir de la crisis, pero creo que, para eso, además de exigir justicia (cárcel para los banqueros de las preferentes, por ejemplo), también hay que asumir las propias responsabilidades. Y cambiar, y comprometerse en la regeneración, y ser solidarios.

viernes, 10 de agosto de 2012

Los jornaleros andaluces y la significativas diferencias de sensibilidad ante el robo



A ninguna persona nos gusta que nos quiten lo que es nuestro. Tanto es así que desde tiempo inmemorial los seres humanos nos hemos dado normas e instituciones para evitarlo y para castigar a quien lo haga.
Comprendo, por tanto, el enojo de los propietarios de los supermercados donde un grupo de jornaleros andaluces han sustraído comida. Aunque el objetivo sea noble, ya he dicho que a nadie le gusta que le quiten lo suyo y entiendo, pues, que hayan dado parte a las autoridades.
Incluso entiendo que éstas se hayan movilizado enseguida y que los dirigentes de algunos partidos hayan pedido rápidamente que se castigue a los culpables. Es lo que ha hecho el portavoz adjunto del Partido Popular en el Congreso, Rafael Hernando, quien afirmó que espera que el diputado de Izquierda Unida, Juan Manuel Sánchez Gordillo, sea denunciado por robo porque, según ha dicho, “las leyes se tienen que cumplir y tiene que tener conductas ejemplares. Esta forma de protestas me parecen lamentables y espero que la Justicia tome cartas en el asunto“las leyes se tienen que cumplir y tiene que tener conductas ejemplares. Esta forma de protestas me parecen lamentables y espero que la Justicia tome cartas en el asunto”.
Ya digo que me parece normal. Pero lo que, sin embargo, no me parece tan normal es que estas autoridades y los políticos que se han escandalizado tanto por el hurto de los jornaleros sean tan poco sensibles a otros robos mucho más grandes que ocurren a diario en nuestro país. Es decir, que se enrabien tanto por un hurto de poca monta y no persigan los grandes robos y estafas.
Veamos:
Supongamos que los jornaleros llenaron cada uno de los carros con comida por valor de 300 euros cada uno (lo que significaría, por cierto, que la cantidad total hurtada es muy pequeña para Carrefour y Mercadona, pues entre ambas empresa obtuvieron 845 millones de euros de beneficios en 2011, y si suponemos que recogieron 25 carros de comida resulta que con ese beneficio se podrían llenar 2,8 millones de carros con comida por valor de 300 euros cada uno).
Comparemos ahora este hurto con otros tres robos de los que se han producido o se producen día a día en España:
a) Robo de las compañías eléctricas.
El ingeniero Antonio Moreno ha demostrado que “cada día que pasa sin que el Gobierno apruebe la normativa oficial que defina en qué consiste “la adecuada renovación y actualización del parque de contadores”, las compañías eléctricas cobran ilegalmente las siguientes cantidades (incluido el IVA):
- Más de 600.000 euros por un servicio (“la adecuada renovación y actualización del parque de contadores”) que no prestan porque el Gobierno aún no ha definido en qué consiste dicho servicio.
- Entre 196.000 y 342.000 euros por el error positivo que tiene el 80% de los contadores debido a que no han sido verificados periódicamente porque el Gobierno aún no ha publicado la correspondiente normativa”.
Es decir que las compañía eléctricas (solo por cobrar un servicio de renovación y actualización de contadores que no prestan) roban cada día a los españoles el equivalente a 2.000 carros de supermercado con comida por valor de 300 euros cada uno, lo que representa unos 730.000 carros al cabo del año.
Como puede verse en la web de Antonio Moreno (http://www.estafaluz.com) si se suman los demás conceptos de la estafa continua de estas empresas, resultaría que nos están robando el equivalente a muchísimos más carros.
b) Robo de las preferentes.
Como es sabido, un buen número de bancos engañó a miles de ahorradores españoles colocándoles “participaciones preferentes” como si fueran depósitos, sin informarles de que en realidad son una especie de acciones sin derecho a voto y cuyo efectivo solo se podría recuperar en condiciones muy leoninas (Un reportaje de Tele5 sobre este tema aquí).
Como consecuencia de ese engaño de los bancos alrededor de un millón de personas han perdido la inmensa mayoría de sus ahorros, calculándose que esas pérdidas, un verdadero robo, pueden tener un valor de entre 10.000 y 30.000 millones de euros.
Si aceptamos la estimación más baja (10.000 millones), resulta que los bancos han robado a un millón de españoles, y solo por el concepto de participaciones preferentes, el equivalente a 33 millones de carros de supermercado cargados con comida por valor de 300 euros cada uno.
c) Fraude fiscal.
Según los técnicos del Ministerio de Hacienda el 72% del fraude fiscal (que es de unos 89.000 millones de euros en total), lo realizan las grades fortunas y grandes corporaciones empresariales, lo que significa que éstas dejan de pagar a Hacienda unos 64.000 millones de euros al año.
Si aceptamos que evadir el pago de impuestos al que estamos obligados es un robo a la sociedad, resulta que las grandes fortunas y corporaciones roban a todos los españoles el equivalente a 213 millones de carros de supermercado cargados con comida por valor de 300 euros cada uno.
A estos robos podríamos añadir otros a gran escala, como el que han padecido las familias engañadas que contrataron con bancos créditos con cláusulas suelo fraudulentas (información aquí y aquí), los que practican las empresas farmacéuticas (información aquí), o el sinfín diario de malas prácticas de los bancos que cuestan miles de millones a todos los españoles (adicae). Por no hablar del robo global y de cantidades astronómicas que ha supuesto la crisis financiera, de el de los rescates bancarios, etc.
En conclusión: me podría parecer razonable que se quiera perseguir y condenar a los jornaleros que han hurtado unos cuantos carros de comida por valor de unos 7.500 euros y no en beneficio propio. Pero lo que me pregunto es otra cosa: ¿cómo es posible que los mismos jueces, fiscales, policías, autoridades… que están persiguiendo y que terminarán por encarcelar a los jornaleros responsables por el hurto de unos cuantos carros de comida no persigan con semejante celo a quienes nos están robando cantidades que son varios millones de veces más grandes?
No sé que piensan los lectores y lectoras pero, a la vista de este comportamiento tan contradictorio y de la falta de persecución efectiva que tienen esos robos multimillonarios, lo que yo creo es que criminalizan a los jornaleros no porque les preocupe el robo en sí sino por otra cosa: porque están tirando de la manta para que se vea la peor y más asquerosa vergüenza de nuestro mundo opulento: el hambre. Un sufrimiento, no lo olvidemos, que no es un accidente ni el resultado de la falta de recursos sino, como decía el anterior Relator de las Naciones Unidas para los Problemas de la Alimentación, Jean Ziegler, “un crimen organizado contra la Humanidad”. Y es por eso, creo yo, que los criminales que lo cometen o que ayudan a cometerlo no quieren que se hable de ello.
Así que no seamos hipócritas: Si las autoridades que tanto reclaman el respeto al orden y la propiedad fueran coherentes y acabaran con lo verdaderos ladrones que están robando a la inmensa mayoría de la sociedad no habría más jornaleros llevándose comida de los supermercados.

 http://juantorreslopez.com/impertinencias/los-jornaleros-andaluces-y-la-significativa-diferencia-de-sensibilidad-social-ante-el-robo/

martes, 31 de julio de 2012

La perversión del Estado de derecho



Lidia Falcón
27/07/2012  http://blogs.publico.es/dominiopublico/

La nueva normativa legal con la que nos amenaza el ministro de Justicia en materia de aborto no solamente traerá mucho sufrimiento a las familias y especialmente a las madres, no sólo significará que se agudicen las diferencias de clase, con la exclusión de las mujeres que tienen menos recursos del acceso a una clínica en buenas condiciones sanitarias en Londres o en Ámsterdam, y que deberán recurrir a abortos clandestinos y sépticos, con sus secuelas de enfermedades, procesos judiciales, quizá prisión para médicos y parteras –no sé si Ruiz Gallardón se propone también encarcelar a las mujeres–, y hasta muertes. Pero puesto que la salud y la felicidad de sus ciudadanos no constituye un problema para la conciencia del ministro de Justicia, lo que sí, desde el punto de vista de un jurista demócrata debería ser motivo de preocupación, cuando no de escándalo, es que fractura gravemente los principios de un Estado de Derecho.

Pero no son únicamente las consecuencias sociales que conllevará la nueva legislación abortiva –será con Irlanda y Malta la más restrictiva de Europa–, lo que pervierte nuestra democracia, es también lo que significa para un Estado de Derecho. Aunque este sea dominado por el aparato que actúa únicamente en defensa de los intereses de las oligarquías de nuestro país, como estamos viendo claramente en la gestión de la crisis.

Desde la transformación que se originó con la Revolución Francesa sobre la estructura del Estado, con el precedente de la Revolución Americana,  la burguesía de los países industrializados y modernos aceptó los principios de división de poderes, distinción entre legislación y administración, demarcación de la esfera pública y de la esfera privada, separación entre Estado y sociedad civil. Y se somete cíclicamente a la elección de su órgano legislativo, que se supone representa la voluntad popular. No entraré aquí en la corrupción institucionalizada que significa la ley electoral, con la que los partidos de las oligarquías y de la burguesía se aseguran siempre el dominio del Parlamento. Pero, aún aceptando –qué remedio– esta distribución del poder, la defensa de las disposiciones de este Gobierno debe apoyarse en que los ciudadanos lo votaron. Este principio está siendo gravemente conculcado con ese proyecto de ley de aborto que prepara el Ministerio de Justicia –por supuesto ya lo está siendo con las disposiciones en materia económica que no existían en el programa electoral del partido que gobierna– donde se revela más nítidamente la contradicción entre lo que la sociedad española desea y necesita, especialmente las mujeres que son las víctimas de esas medidas legales, pero también una buena parte de los hombres que las apoyan, y lo que una casta dominante perteneciente a los sectores más ultras de la Iglesia católica pretende imponer. Y cuyos mandatos son los que Ruiz Gallardón está cumpliendo y que sin embargo no constituye ni el 14% de la población española que es la que las encuestas del CIS dicen que cumple con el precepto dominical de asistir a la Misa. Suponiendo que todos los católicos practicantes estén en contra del aborto eugenésico.

Porque la mayoría de la sociedad española –y bueno sería que convocara un referéndum sobre este tema como se hizo en Italia y en Portugal, siempre aquí las castas gobernantes más ultras y más timoratas– no está de acuerdo con una norma que impida a la mujer abortar un embrión o un feto con graves malformaciones que le harán inviable una vida humana. Porque una vida humana no es la del grumo de células que componen un embrión ni la de un feto sin desarrollar de 22 semanas de gestación. La vida humana, que debería ser más respetada por este gobierno ultracatólico que nos ha tocado en suerte, en forma de ayudas a los que no tienen recursos ni vivienda ni sanidad ni comida, es la que se construye muy lentamente desde el momento del nacimiento hasta la muerte, con la aportación de la sociedad a su propio desarrollo. Y que proporciona a los individuos la capacidad de moverse, de pensar, de decidir sus opciones, de trabajar, de amar, de reproducirse. Esas facultades que un feto malformado no tendrá nunca después de nacer y que en cambio son ya patrimonio de su madre. Nadie, no sólo perteneciente a un mundo moderno y científico, sino únicamente compasivo puede imponer a una mujer que de a luz y cuide toda la vida a un hijo incapaz de desarrollarse como un ser humano consciente. Esa sólo puede ser una opción personal de quien se sienta tan dispuesta al sacrificio como para aceptarla.

Debería ser evidente que una legislación represiva como la que se propone el Ministerio no podrá evitar que las mujeres decidan controlar su maternidad interrumpiendo un embarazo no deseado, y, sobre todo, en el caso de la malformación del feto. Las estadísticas que conocemos desde hace ya treinta años nos explican cómo el número de abortos, alrededor de 100.000 anuales, sigue siendo más o menos el mismo desde la transición democrática. Lo que cambia es el número de las que acuden a las clínicas privadas autorizadas, a la Seguridad Social, a las parteras clandestinas y a los países extranjeros. Y, por tanto, las cifras nos dan un gráfico que nos demuestra de qué modo en nuestro país el Estado aplica una política social que no atenúa, al menos en este tema, los sufrimientos que produce el desigual reparto de la riqueza. Ante las enormes diferencias de renta que padece la sociedad española –una de las más injustas de Europa– las ayudas a las madres y a las familias pobres son insignificantes, y mucho más cuando se están eliminando las subvenciones a los dependientes y a las instituciones que los ayudaban.

Es decir, que el Ministerio de Justicia se propone impedir que aborten las mujeres que sepan que están gestando un feto malformado, sin posibilidad de curación,  y, al mismo tiempo, participa de un Gobierno que elimina centros de internamiento de dependientes, quita las ayudas económicas a las mujeres que los cuidan en el hogar y resta las subvenciones a las ONG que se ocupaban de ellos. Significa exactamente el regreso a un Estado medieval, donde ni el bienestar del pueblo ni la voluntad expresada electoralmente por este podían influir sobre las decisiones del poder.

Porque el Sr. Ruiz Gallardón no puede excusarse en la mayoría absoluta electoral que le concedieron las urnas en noviembre pasado –con el 40% de los votos–, puesto que esta no representa a la totalidad, ni siquiera a la mayoría del electorado. El 60% restante se distribuye entre otros partidos, cuya inmensa mayoría se encuentra mucho más a la izquierda que el PP. Pero es que todo sociólogo sabe, y también, por supuesto, nuestro pueblo, que no todos los votantes del PP están a favor de una represión tan feroz contra las mujeres gestantes como la que se propone el Ministerio. Y lo sabemos los profesionales de diversas disciplinas humanísticas, abogados, médicos, enfermeras, asistentes sociales, porque a nuestros gabinetes y hospitales llegan mujeres, acompañadas tantas veces de su compañero, solicitando un aborto, que se declaran de derechas y hasta católicas.

Porque las organizaciones católicas que no están de acuerdo con las directrices tridentinas de la jerarquía de la Iglesia muestran mucha mayor comprensión con el aborto en determinadas condiciones, una de las cuales es, por supuesto, la malformación del feto, y así lo manifiestan públicamente organizaciones de cristianos de base, y los teólogos Juan José Tamayo, Margarita Pintos y Benjamín Forcano, que han elaborado una doctrina confesional mucho más compasiva con las mujeres que la crueldad con que se manifiesta la Conferencia Episcopal. Porque, en definitiva, apoyarse como hacen los voceros del gobierno, como el secretario de Estado de Justicia, diciendo que el PP siempre está a favor de los más débiles, y por éstos han de entenderse los embriones o los fetos, es apuntarse a la más perversa demagogia. Los más débiles en esta triste competencia son las madres, puesto que solamente ellas pueden detentar el estatuto de seres humanos, y entre la felicidad y la salud de la madre y la de ese proyecto de ser humano que no ha llegado a desarrollarse no puede haber duda en el momento de elegir.

Así se ha entendido hace ya muchos años, desde la declaración de los Derechos Humanos de 1948 y la del Comité de No Discriminación contra la Mujer de 1982 y en las muchas recomendaciones y disposiciones de la Organización Internacional de la Salud, como en las que adoptaron los países civilizados en la IV Conferencia de la Mujer de Beijín en 1995, entre los que se quiere contar España como perteneciente a Europa, donde se establece el derecho de las mujeres a controlar su maternidad y se exige a los Estados que garanticen las buenas condiciones sanitarias públicas para que puedan practicarse un aborto, y donde se defiende una política eugenésica que  evite el nacimiento de 15.000 seres malformados cada año, como sucedía durante la dictadura franquista. Etapa a la que desean vivamente regresar nuestros gobernantes.

“Porque el jurista no es, ni puede ser, un vigilante de un orden establecido –en este caso el de la Iglesia católica– sino que debe ser partícipe del proceso constructivo de una sociedad humana que a través de la ley tiende continuamente a evolucionar”. Exactamente lo que no es nuestro Ministro de Justicia, apegado a los principios represivos de una jerarquía eclesiástica de la Contrarreforma. Y esto no lo digo yo, sino la Memoria del Consiglio Superior de la Magistratura, ya de 1970, titulada Realidad Social y Administración de Justicia, en Italia, país donde vive y reina el Vaticano y su corte, y donde la ley de aborto es mucho más permisiva y liberal que lo será la española.




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lunes, 30 de julio de 2012

Pasaba por allí

JUAN JOSÉ MILLÁS - La nueva España de Asturias - lne.es 29/07/2012

Cuanto más densa es la realidad, más porosos son los medios encargados de contárnosla. A medida que los sucesos se amontonan, los periódicos adelgazan. A más materia informativa, menos periodistas para dar cuenta de ella. Así las cosas, llega Mario Draghi, presidente del BCE, o sea, el banco de Europa, y dice la siguiente obviedad: «El BCE hará lo necesario para sostener el euro». Es como si el presidente de Coca-Cola hiciera una declaración solemne para asegurar que Coca-Cola apoyará a la Coca-Cola. Una idiotez, en fin. Se nos ocurre a usted y a mí, que somos unos piernas. A un servidor le nombran mañana presidente de la Renault y lo primero que se le ocurre es manifestar que la Renault está a favor de la Renault.


Pues, bien, los mercados reaccionan a la declaración absurda de Draghi aflojando un pelín la presión del tornillo sobre nuestros gaznates. Quiere decirse que la prima de riesgo, en el caso de España, pasa de los seiscientos y pico puntos a los quinientos y muchos. Como si el cirujano entrara en su habitación y le dijera:


-Enhorabuena, ya no le vamos a amputar la pierna por aquí, sino un centímetro más abajo.


Vale, un centímetro está bien, pero no es como para que los telediarios abran diciendo que la prima de riesgo se desploma. Los que continuamos desplomándonos, y deslomándonos, somos nosotros, usted y yo, que no nos hemos metido con nadie.


No es todo. Llega Rato al Parlamento para explicar el agujero de 25.000 millones de Bankia, antes Caja Madrid, y recomienda que preguntemos al Banco de España y a las consultoras que redactaron los estudios independientes, porque él pasaba por allí. Vio el accidente, desde luego, ya que había salido a comprar tabaco en el momento del golpe, pero no se detuvo mucho tiempo. Vale, tío, eres un genio, siempre te pillan de paso. En el mismo telediario, hecho por cuatro gatos, los cuatro becarios de este año, aparece el que fuera el gran jefe de Novacaixagalicia, que en tiempos debió de ser Caixagalicia, o así, y asegura que él carecía de responsabilidades ejecutivas. Estaba de adorno, aunque cobraba como si hiciera algo. Pregunten a otros.


¿Les apetece un postre? Ahí va: el juez Dívar, obligado a dimitir por corrupto, será indemnizado. Pobre.


http://www.lne.es/vida-y-estilo/gente/2012/07/29/pasaba/1277285.html

martes, 17 de julio de 2012

Los ricos y los defraudadores, primero

JUAN JOSÉ MILLÁS - 16/07/2012 - La opinión de la Coruña

Si lo hemos entendido bien, la democracia ha sido suspendida hasta nueva orden. Usted puede votar a quien quiera, pero, gane quien gane, el presidente del Gobierno español, lejos de obedecer a sus ciudadanos para los que supuestamente trabaja y de los que evidentemente cobra, se cuadrará ante Alemania, ante Bruselas, ante los mercados o ante cualquiera otra de las abstracciones con las que venimos denominado a los golpistas que han usurpado la soberanía del poder popular.

Si lo hemos entendido bien, el candidato a las elecciones generales, una vez en Moncloa, podrá incumplir punto por punto el programa electoral presentado a los contribuyentes sin sentirse obligado por ello a dimitir, a convocar elecciones o a pedir perdón. Bastará con que diga que es un mandado, como hizo Rajoy el miércoles en el Parlamento. Lo de "soy un mandado" cuadra muy bien con nuestra idiosincrasia, signifique lo que signifique idiosincrasia.
Habíamos sido un país de mandados hasta ayer y ahora volvemos a donde solíamos por pura nostalgia de las cadenas.

Si lo hemos entendido bien, en el futuro, el programa electoral se limitará, para salvar las apariencias, a una declaración de buenas intenciones con las que al día siguiente de la contienda electoral nos limpiaremos el culo en una suerte de aquelarre colectivo que funcionará a modo de catarsis, signifique lo que signifique catarsis. Si lo hemos entendido bien, Rajoy ha devenido ya en un ordenanza, en un conserje, en un sargento chusquero, no sé, de Merkel a quien en el futuro le servirá el café y le hará los recados. No preocuparse, doña Angela proviene de la Alemania oriental de antes de la caída del muro y conoce los peligros de la burocracia soviética, de modo que cuando le ordene hacer esto o lo otro lo hará con conocimiento de causa, no por el mero placer de mandar. Lo sorprendente es que Rajoy haya aceptado el trabajo de recadero con esa sumisión cuando se escandalizaba de la falta de soberanía de Zapatero que, comparado con él, era en esta Europa basura que estamos construyendo un verdadero emperador.

 
Si lo hemos entendido bien, estamos naufragando y lo que intenta Rajoy es que abandonemos el barco con cierto orden. Los ricos y los defraudadores, primero.

http://www.laopinioncoruna.es/opinion/2012/07/16/ricos-defraudadores/627840.html

domingo, 15 de julio de 2012

¡Que se jodan!


La cosa ha quedado bastante clara. Estamos donde estábamos. En 1789 y en 1936. Una minoría oligárquica, un conjunto de privilegiados que explotan, parasitan y viven a costa de una amplia mayoría y que están dispuestos a eternizarse en esta situación. Desde las falsas e ilegales mayorías. Desde las leyes injustas y desde los medios de desinformación de masas.
O ellos o nosotros. Es la lucha de clases, idiotas. Esos niñatos engominados que con corbatas verde acuden al Congreso, esas muñecas peponas bronceadas con rayos uva, hijas de su franquista y corrupto padre y de su p…epera madre, que aplauden y jalean que se le recorte la prestación a los parados, que se suba el IVA a los servicios funerarios, que mandan a Cuba a los sindicalistas e insultan como vagos a los desempleados. O ellos o nosotros. Y pasaran meses, años, bienios o trienios, pero vamos a ser nosotros.
¡Que se jodan ellos! Si, que se jodan, cuando los veamos correr buscando un agujerillo por la Castellana o por el Paseo de Gracia, perseguidos como lo que son, malnacidos, delincuentes y vividores de lo ajeno. Lo vimos en la película Novecento y lo veremos en vivo. Pasará un tiempo, indefinido, pero pasará.
Han disimulado su real ideología, sus principios y sus intenciones. Le llaman crisis a su monumental estafa, hablan como un microsurco rayado de la “herencia recibida”, pero su objetivo único era desposeer de derechos a los trabajadores, atracar a las clases populares para que paguen sus deudas privadas, las de sus bancos y las de sus burbujas inmobiliarias, los tributos que dejan de pagar con sus SICAVs, con sus amnistías fraudulentas y aplaudir e insultar desde sus casposas escaños de representantes de su merde.
He aquí el trajín central del franquismo español, nunca enterrado, al que le “toca” una decena de veces la lotería con décimos que compran después del sorteo, que cobran dietas como diputados por Castellón cuando viven en una urbanización de lujo en el Madrid más facha, que no pueden mentir y robar más y que toda su ideología se guisa en un perol con tres condimentos: insolidaridad, reaccionarismo y fraude.
Vivimos en su mismo caldo. Sus monarcas y sus iglesias, contemplan, intocables, como se pudren los demás. Una altanera destemplanza de representantes de no se sabe que.
Una ministra italiana, de derechas, lloró, sincera y amargamente, cuando tuvo que anunciar unas medidas contra la población civil, otra, una vicepresidenta de una tómbola, hija de un generalote golpista y chapucero, sonreía, feliz, cuando se anunciaban las mismas medidas en su país. Hay, hasta distintas formas de ser de derechas. Y a nosotros nos han tocado las peores.
O ellos o nosotros. Y seremos nosotros.
Y se joderan, ellos. 

 http://lucasleonsimon.wordpress.com/2012/07/15/que-se-jodan/

martes, 10 de julio de 2012

Feliz verano

Es el tiempo de la felicidad. Apúrenlo y no piensen en el invierno que nos espera.

ALMUDENA GRANDES 9 JUL 2012 - El País


Hay muchas cosas buenas que salen gratis. Pasear por la mañana temprano, cuando el sol es tierno, tímido como la brisa que coquetea con las hojas de los árboles. Caminar de madrugada por calles tan llenas de gente como en los mediodías del invierno, para asombrarse de la euforia silenciosa de las parejas que se besan en los bancos, o apoyadas en los pilares de las plazas porticadas. Los que viven cerca del mar lo tienen fácil, pero también es una fiesta meter en una tartera la comida prevista para consumir en casa, despacharla sobre una manta, en la hierba de algún parque, y tumbarse después a la sombra. Asistir a los conciertos de las bandas que suelen tocar en quioscos de parques y plazas mayores los domingos por la mañana. Y frecuentar las bibliotecas públicas, mientras duren.

Hay muchas cosas buenas que salen muy baratas. Una botella de vino para beberla despacio, en casa, al atardecer y entre amigos. Un buen libro de bolsillo, que proporciona una emoción que dura más que el vino y cuesta casi lo mismo. Un cine de verano, el lugar ideal para hacer manitas. Una ración de ensaladilla rusa y dos cañas, en la terraza de un bar cualquiera, antes o después del cine de verano. Enamorarse es un milagro todavía más barato, tan caro que, sin embargo, no se puede fabricar.

El verano es el tiempo de la felicidad. Apúrenlo y no piensen en el invierno que nos espera. Porque nuestros abuelos lo tuvieron muchísimo peor que nosotros y si no hubieran vivido, si no hubieran sabido disfrutar de la vida, si no se hubieran enamorado en tiempos atroces, nosotros no estaríamos aquí. Si existe una cosa que sabemos hacer bien los españoles es ser pobres. Lo hemos sido casi siempre, pero eso no nos ha hecho más desgraciados, ni más tristes que los demás. Recuérdenlo y sean felices, porque la felicidad también es una forma de resistir.


http://elpais.com/elpais/2012/07/06/opinion/1341572523_809224.html

domingo, 8 de julio de 2012

Titularidad y fiscalidad de la mezquita

RAFAEL MIR 08/07/2012 Diario Córdoba

Desde hace muchísimos años y hasta hace relativamente pocos la Mezquita de Córdoba figuraba en la lista de bienes del Patrimonio Nacional que obraba en la Delegación de Hacienda, según vieron personas que aún viven y que pueden atestiguarlo. A esta evidencia siguió lo que solo es un rumor difícilmente comprobable: un funcionario más fiel a su Iglesia que a su función hizo desaparecer la lista o aquella parte de la lista.

Esta desaparición y, en mayor medida, la modificación del artículo 206 de la Ley Hipotecaria (en 1998) que autoriza la inscripción registral a nombre de la Iglesia Católica de bienes de los que careciera de título de dominio, con la sola certificación del diocesano, permitió inscribir la Mezquita como propiedad de la Iglesia el dos de marzo del 2006 en el registro de la propiedad número cuatro de Córdoba, mediante un trámite que no superó el costo de 30 euros.

El día seis de este junio recién pasado se debatía en el Senado una proposición de ley para la modificación del citado artículo 206 de la Ley Hipotecaria, y en el debate, el senador Joan Saura subrayó como ejemplo extremo del absurdo a que podía llevar en su actual redacción, que la Mezquita de Córdoba, construida en el siglo VIII, es propiedad de la Iglesia Católica desde el año 2006 "porque la registró como suya sin ningún trámite de información publica", lo que calificó de "absolutamente escandaloso".

Si parece el adjetivo excesivo, substitúyase por el de discutible. Porque la discusión en este terreno del César es racionalmente posible e incluso deseable. Pero no se involucre la religión en el debate, porque lo religioso está en la otra orilla; ésta en la que andamos es la de lo terrenal. No es cuestión de tenencia o de falta de fe; se trata lisa y llanamente de una cuestión exclusivamente de derecho, de justicia, y de razón.

Otra cosa es, y ésta si puede estar inmensa en el ámbito de lo escandaloso, la fiscalidad de la Mezquita-Catedral. Que cuando a todos, moros y cristianos, se nos exprime la cartera --ya exhausta de antes-- y entre otros agobios se nos sube el IBI, no pague ni un céntimo el edificio urbano mayor de la ciudad de Córdoba --más de 23.000 metros cuadrados-- ¡tiene bemoles!

No se nos diga que es porque está dedicado al culto, porque al culto solo se le dedica un mínimo de tiempo y un mínimo de espacio. Recuérdense las apreturas que se sufren en la parroquia de "El Sagrario" inserta en la Mezquita, cuando hay bodas o entierros de nutrida asistencia: los asistentes encerrados entre unas verjas de hierro infranqueables, que impiden que el devoto se convierta en visitante, porque para serlo hay que pasar por taquilla y dejar 8 euros por el ticket y más de 15 si es por visita guiada y nocturna. Y no estamos hablando de minucias: en 2011 visitaron la Mezquita-Catedral 1.293.635 personas y 26.911 fueron los visitantes nocturnos. ¿Se pagan tributos por estos cuantiosos ingresos que convierten a la Mezquita en el negocio de la provincia de Córdoba más próspero? ¿Qué porción de ellos se destinan a la conservación y restauración del edificio?

Porque de todos es sabido que las muy costosas obras de mantenimiento y restauración que se realizan en la Mezquita cada año son costeadas en su mayor parte por la Administración Pública: Junta de Andalucía y Estado. ¿Para eso no es propietaria la Iglesia?

Si no fuera porque casi a diario compruebo la cerrazón de algunos, me ahorraría la siguiente puntualización: nada de lo escrito ni de lo que mucha gente piensa, --los que piensan bien en serio y dicen poco--, impide que la catedral católica incorporada a la Mezquita, que es muy bonita aunque no esté entre las mejores de España, --la Mezquita sí está entre las mejores del mundo-- siga cumpliendo su función religiosa, e incluso que el escaso espacio que ocupa en el total de la mezquita, quede libre del IBI, aunque solo sea por el tiempo que reste de vigencia al Acuerdo con la Santa Sede de 1979 o a la paciencia de la UE, que ya escuchó la denuncia de los contribuyentes italianos contra los privilegios fiscales de la Iglesia.

Y es que, como ha escrito José Joaquín Castellón, profesor del Centro de Estudios Teológicos de Sevilla, en un artículo, que tengo a la vista, sobre el IBI y la Iglesia católica, "...nadie, en una sociedad democrática, tiene derecho a privilegios". Pero como afirmó el cardenal Bagnasco: "La evasión fiscal es un cáncer social".


http://www.diariocordoba.com/noticias/opinion/titularidad-y-fiscalidad-de-mezquita_728382.html

sábado, 30 de junio de 2012

‘Miserere’

Y ni una misa de funeral por todas esas revistas y periódicos de papel, por todos esos quioscos desaparecidos.

Juan José Millás - El País 29 JUN 2012 
 
En un mundo agobiado por la devaluación del euro, por el agujero de ozono y la desaparición de especies animales, por la pérdida en general, aún no hemos entonado un miserere por el cierre de los quioscos de prensa. Y se cierran todos los días, mayormente al ritmo de la jubilación de sus dueños. 
Salía uno ayer mismo del dentista de pago, valga la redundancia, y el quiosco en el que compraba EL PAÍS para leerlo minuciosamente en la cafetería de la esquina, bajo los efectos del virtuoso Nolotil, había desaparecido de la acera. Se acercaba uno, incrédulo, al lugar del crimen, por si se tratara de un problema de la vista, y donde hasta ayer había un quiosco, con su matrimonio de quiosqueros dentro, había un hueco rojizo, hinchado, un poco sangrante todavía, como el que queda en la encía tras la extracción de una muela del juicio. Un hueco por el que uno pasaba la vista obsesivamente, como la punta de la lengua por el empaste, sin que el puesto de periódicos volviera a manifestarse siquiera fuera en su versión fantasma. Y miraba uno alrededor, en busca de otro, pues su dentista se encuentra en una zona de mucho paso, y no veía ninguno, aunque si caminaba unos metros observando atentamente el firme, descubría más huecos sin cicatrizar resultantes de la extracción indolora de otros quioscos que se extendían hasta hace poco por el barrio. Se habían quedado las aceras desdentadas. Y ni un miserere, ya decimos, ni una misa de funeral por todas esas revistas y periódicos de papel en los que uno se demoraba como un niño ante un escaparate de golosinas antes de decir este y este y estas dos revistas y también este libro que se me escapó en su día. 
De todos los fármacos eliminados por Ana Mato del catálogo de la Seguridad Social, el único que no necesitaré son las lágrimas artificiales. He vuelto a llorar de forma natural.

sábado, 16 de junio de 2012

Usted y yo palmamos

JUAN JOSÉ MILLÁS 15/06/2012 laopiniondemurcia.es

Isabel Cambronero, una profesora de ballet con cuenta en la CAM, entró a formar parte de la Comisión de Control de dicha caja porque le tocó en un sorteo. Con las cosas que tocan en la lotería ocurre lo que ocurre, es decir, que no se valoran, y eso es lo que ha sucedido en este país, que todo el mundo está donde está gracias a una rifa. A los gestores de las cajas que nos han llevado a la ruina les tocó, además de la poltrona, un sueldo para toda la vida. Por eso hacían y deshacían como si ese dinero no valiera nada. Les llegó a parecer normal que bastara con abrir un armario para llenarse los bolsillos de pasta, una pasta que, como el maná, caía del cielo. A Olivas le tocó la lotería y a Blesa le tocó la lotería y a Rato le tocó la lotería. A Rato, como al ínclito Fabra, le tocó dos veces, pues antes de lo de Caja Madrid, ya le habían adjudicado de manera gratuita la presidencia del FMI. Por eso, porque no se la había trabajado, la abandonó en marcha. Lo que se consigue sin esfuerzo provoca hastío. La imagen perfecta del tedio es la del juez Dívar haraganeando en hoteles de lujo en fines de semana de cuatro o cinco días. Pero es que a Dívar le había tocado el puesto también en una tómbola.

Un programa de radio localizó hace tiempo a varias personas agraciadas años antes con un premio grande en la Lotería de Navidad, para ver qué había sido de sus vidas. La mayoría eran muy desgraciadas. El dinero, lejos de calmar sus apetitos, había abierto en ellas un vacío existencial insoportable. Además de haberlo perdido todo con la facilidad con la que lo habían ganado, se les había agriado el carácter. ¿Por qué? Porque no se trataba de un dinero obtenido con esfuerzo. Le ha ocurrido también, por ejemplo, a Ana Botella, a la que le tocó en otra rifa la alcaldía de Madrid, en la que no cesa de hacer el ridículo. No digamos nada de esa panda de miembros del PP, PSOE, IU, CC OO y UGT, que se repartieron de forma aleatoria los puestos de consejeros en la CAM o Caja Madrid. Se llevaban más de 100.000 euros anuales como el que cobra una quiniela de catorce y no sentían la necesidad de currárselos. Este país es el resultado de una tómbola en la que a usted y a mí nos ha tocado palmar.


http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2012/06/15/palmamos/409805.html

sábado, 9 de junio de 2012

Nunca llegarás a nada

JUAN JOSÉ MILLÁS 08/06/2012 La opinión de Tenerife www.laopinion.es

El Gobierno, pese a las evidencias de delito, ha resuelto proteger a Carlos Dívar. También ha decidido echar el freno a cualquier intento de investigación parlamentaria sobre el caso Bankia. Todo ello sin descuidar su alianza con los defraudadores, a quienes se ha ofrecido para lavarles el dinero negro justo en las mismas fechas por las que usted y yo hacemos la declaración anual de la renta. Le he preguntado a mi asesor fiscal si puedo cargar como gastos en la mía la parte proporcional de las cenas y cuchipandas que le hemos costeado al presidente del CGPJ y me ha dicho que no. Me habría gustado hacerlo para dejar constancia escrita de lo que los contribuyentes nos sacrificamos por nuestras élites. Lo olvidado, decía mi madre, ni agradecido ni pagado.
En cuanto a lo de Bankia, piensa uno que con 24.000 millones de euros, que es lo que tenemos que apoquinar entre usted y yo para arreglar el roto de Rato, se pueden pagar muchas cenas. Se mire por donde se mire, un atraco en toda regla. ¿Por qué al Gobierno le da miedo perseguir a sus autores? Ni idea, pero por ese camino el Gobierno se parece cada día más a una sucursal de la mafia. Pues bien, dice mi asesor fiscal que tampoco puedo incluir como gastos lo que me va a sacar Rajoy para dárselo a Bankia. Al verme tan enfadado, me ha preguntado si no dispongo de dinero negro para lavar.
-No –digo yo–, ¿por qué?
-Hombre porque ahora tendrías una oportunidad fantástica para legalizarlo sin apenas coste.
-¿Y de dónde voy a sacar yo el dinero negro? –le pregunto.
-¿No has traficado este año con armas? –me pregunta.
-No.
-¿Y con drogas?
-Tampoco.
El asesor me hace una lista de actividades –la trata de blancas entre ellas– por las que el Gobierno estaría dispuesto a resarcirme de las cenas del juez Dívar y del atraco a Bankia, pero no me dedico a ninguna porque soy un inútil. Me lo decía también mi madre: Nunca llegarás a nada.


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martes, 5 de junio de 2012

Los Amos del Mundo

Arturo Pérez-Reverte

(Artículo de Arturo Pérez-Reverte, publicado en ‘El Semanal’ el 15 -11- 1998).

http://xlsemanal.finanzas.com/web/articulo_complementarios.php?id_edicion=3687&id_articulo=37397&id=18009&p=magazine


Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla antro del computador, su futuro y el de sus hijos.

Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro.
Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street , y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo.

Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro.

Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia.

Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados.

Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad.

Y entonces todo el tinglado se va a tomar por el saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, ¡oh, prodigio!, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no.

Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recaen directamente sobre las espaldas de todos nosotros.

Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia y con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda.. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros, y a veces con su puesto de trabajo, Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena.

Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

 (Artículo de Arturo Pérez-Reverte, publicado en ‘El Semanal’ el 15 -11- 1998).

 http://xlsemanal.finanzas.com/web/articulo_complementarios.php?id_edicion=3687&id_articulo=37397&id=18009&p=magazine

lunes, 4 de junio de 2012

El mayordomo

Juan José Millás 02/06/2012 - Información.es El Periódico de Alicante
 
Parece que todo el mundo tenía intereses inconfesables en Bankia, todo el mundo menos usted, lector, yo mismo y nuestras respectivas familias. ¿Por qué, si no, ese empeño general en tapar la basura? ¿Qué le pasaría a Rajoy si se levantaran las alfombras?, ¿qué a Esperanza Aguirre?, ¿qué a Blesa, a Rato y compañía?, ¿qué a los miembros de CC OO y UGT que se sentaban en el consejo de administración?, ¿qué a los del PSOE e IU? ¿Por qué hasta los aparentemente partidarios de investigar lo solicitan con la boca pequeña? ¿Sería capaz alguno de los consejeros aludidos de explicar al contribuyente en qué consistía su trabajo? Explicarlo de forma sencilla, se entiende. Yo acudía, por ejemplo, a la sede de la institución el último jueves de cada mes, me sentaba a la mesa, decía que sí a todo, firmaba donde hubiera que firmar y me llevaba crudos doce o trece mil euros.

¿Era así? Nos lo expliquen, coño. ¿Por qué callan mientras el resto de los españoles acudimos a tapar, con lo que no tenemos, ese desfalco histórico? ¿No le parece a usted, lector, que un silencio de ese calibre solo puede ser el resultado de una complicidad tan extendida que apenas usted y su familia, además de yo y la mía, permanecíamos fuera del secreto? Todo son conjeturas. Cuando se mete uno en la cama, cuando va en el metro haciendo números, cuando espera en la marquesina del autobús la llegada del furgón mortuorio, no hace otra cosa que darle vueltas al asunto de manera obsesiva.

¿Se hacen los demás las mismas preguntas que usted y yo? ¿Es Dívar, por ejemplo, un caradura redomado? ¿Es Rajoy un mentiroso incorregible? ¿Qué oculta de su propio pasado el ministro de Defensa en esos papeles que, llegado el momento de su desclasificación, no nos deja ver? ¿Con qué criterio, el de Exteriores, saca pecho o se humilla frente a las agresiones supuestas o reales de que somos objeto? ¿Hay todavía en el Gobierno alguien que sepa hacia dónde nos dirigimos? ¿Está la oposición dispuesta a oponerse? ¿Por qué en el Vaticano, como en las malas novelas policiacas, el asesino es el mayordomo?

Por cierto, ¿se imaginan a Cristo con mayordomo?



http://www.diarioinformacion.com/opinion/2012/06/02/mayordomo/1260352.html

viernes, 1 de junio de 2012

La Banda

Maruja Torres 31 MAY 2012 - El País

Si esto es un naufragio, los hay que flotan sobre nosotros en yate o jet privado. Se nos está informando minuto a minuto acerca de la espectacularidad de la caída y de la profundidad a la que llegaremos, pero carecemos de datos sobre quienes la propiciaron en su provecho. Si esto es un naufragio, no debemos olvidar —ni perdonar— que quienes ahora nos ahogamos lo hacemos para asegurar el bienestar de ese pequeño porcentaje de traficantes que se están apoderando de la mayor parte de la riqueza del mundo. A cambio de hundirnos, la Banda Internacional de los Ejecutantes se ha hecho con los sueldazos, las indemnizaciones, los bonos, los intereses, el capital y los calzoncillos. Los Gobiernos socialdemócratas empezaron a preparar el terreno, con esa pusilanimidad que les caracteriza. Las derechas lo hacen mejor: resueltamente. Entre tanto, nos venden la película de que fuimos nosotros quienes destrozamos el barco.

Todo este catacrac forma parte de un plan deliberado para convertir a los europeos —empezando por el Sur: pero espera, Alemania— en chinos de los de antes, de cuyos beneficios, un trabajo de mierda pésimamente pagado hasta la muerte, serán eliminados quienes no se conformen con comer solo el arroz necesario para poder seguir currando, los demasiado viejos, los que no estén sanos, los que no trabajen demasiado rápido. ¿Y por qué no también las mujeres, que pueden quedar embarazadas, y los homosexuales, que pierden tanto tiempo acicalándose? Cualquier barbaridad es posible para estos nuevos hunos que asuelan Europa. Asnos ávidos de dinero y de brillo social, convertidos en ejecutivos, pisotean nuestros restos. Cargarse nuestra capacidad de consumo ya no les preocupa. Solo les importa la suya. Yates, jets, fincas, fiestas, chorradas de marca con las que sobrevuelan placenteramente el naufragio. Es la nueva Peste, y la vacuna, llamada Transparencia, también fue robada.


http://elpais.com/elpais/2012/05/30/opinion/1338370633_938081.html