jueves, 28 de noviembre de 2013

La ironía es un arma cargada de futuro

Lucas Leon Simon 28.11.2013  http://lucasleonsimon.wordpress.com

Un frío casi polar nos invade. Al mediodía, después de comer, me rodea el sopor que alimentan el telediario y el braserito. Oigo algo sobre la revalorización de la pensiones, y casi sin darme cuenta calculo el quantum de la mía.  1,90 euros al mes. Dice un amigo que su incremento se la va a donar a la mujer de Bárcenas. Que está, la pobre, pasando tantas estrecheces.
 ¡Gracias Fátima, gracias a ti y a la Virgen del Rocío por preocuparse tanto de nosotros y asegurarnos ese futuro a resguardo de las inclemencias,  aventuristas, de los hombres de poca fe!
La modorra continúa hasta el límite feliz del sueño y oigo algo así como: “La reforma laboral es la que ha traído más progreso en la historia de la Humanidad” y una señora, que no tiene puesta la camisa de fuerza, que es la que lo dice. Una tal Pepa Botella. ¡Ah, que no es Pepa, que es Ana, aunque también le tiene que dar duro al vidrio!
 ¡Gracias, Fátima, Ana y demás cohorte celestial de ese Partido o Partía, que no para de salvarnos del horror de la izquierda derrochona en el poder y que, ¡cómo no, son el verdadero, el genuino, el auténtico  “Partido de los Trabajadores”!  Dolores, La Manchegona, dixit.
Ya no sé si he rebasado la frontera del sueño, eso que Próspero Merimeé, definía como “La felicidad” (Como unas ganas de dormir, precisando que no era dormir, sino como “unas ganas”) y en ese nirvana oigo como unas campanas lejanas que dicen: El PP, Rato, Acebes, Mayor Oreja y Arenas piden medio millón de euros a Bárcenas. ¿Será a cuenta de lo que podrían tener ingresado en  común en el país de las vacas suizas? Yo, de mayor, quiero ser tesorero. De un partido al que le hagan donaciones. Y anotar en mi libreta lo que le doy a cada chorizo y morcilla. Y comprarme una grabadora y grabar a cada salchichón. ¡Gracias, Luis, gracias!
Y ya debo estar en lo profundo de los sueños cuando oigo, a punto de caerme del sofá, lo siguiente: La vicepresidenta Sáenz de Santamaría vota a favor de la reprobación a Wert en el Congreso.  ¿Qué  ha pasado? ¿En qué mundo vivimos? ¿Habrá hecho ya De Guindos su revolución nacional sindical bancaria?
De pronto, de un golpe, me despierto, en la tele está Bertín Osborne -¡Hasta la vista!- y ya no sé si la revalorización de mi pensión es de 500 euros al mes, si la Botella eructa basura por las orejas, si “el señorito de Olvera” está grabado hasta la médula o si Soraya se ha vuelto loca cuando iba de compras por la Milla.
¡Gracias PP, por hacernos la vida (y las siestas) tan felices!
En el cuadro de los fusilamientos del 3 de mayo, pintado por Goya, un hombre anónimo levanta los brazos para recibir las balas del pelotón francés.
Era yo. En mi otra vida.

viernes, 22 de noviembre de 2013

"Ilegales"

ALMUDENA GRANDES   22-11-2013 cadenaser.com

Hace un par de días experimenté todo un fenómeno paranormal. Mi hija se ponía el abrigo para acudir a la enésima manifestación contra la ley Wert, y de repente me convertí en mi madre. Una palanca íntima, inaudita, me levantó de la silla, me empujó hacia el recibidor y puso en mis labios palabras que no eran mías. Ten cuidado, no provoques a la policía, no te metas en líos y llámame en cuanto que llegues al metro. Y a mí... ¿de qué me suena esto?, me pregunté.

Cuando yo tenía la edad de mi hija, España salía de una dictadura cuyas leyes aún estaban en vigor. El saldo de casi cuarenta años de democracia no es tanto la resurrección de viejos miedos, como la consideración que el Estado muestra por los ciudadanos. Si un ministro promueve una reforma que une en su contra a todos los afectados, la respuesta democrática debería consistir en replantear esa ley. El gobierno de España, en cambio, va a promover otra, la de Seguridad Ciudadana, para poder detener a cualquier manifestante al que se le ocurra ponerse una capucha.

Las democracias no tratan a los opositores como delincuentes, no buscan anularlos por el miedo, ni privarles de sus derechos fundamentales. Esos son objetivos propios de las dictaduras. ¿En qué país vivimos? La próxima vez que protejan el Congreso, igual se les ocurre llenar las alambradas de cuchillas, como las que para nuestra infinita vergüenza han colocado en la valla de Melilla. Y así, día a día, con independencia del lugar donde hayamos nacido, crece el número de los ilegales que vivimos en España.

http://www.cadenaser.com/espana/articulo/columna-almudena-grandes-ilegales/csrcsrpor/20131122csrcsrnac_5/Tes

jueves, 21 de noviembre de 2013

Perdonen que no me arrodille

Maruja Torres 20/11/2013 eldiario.es

"Todo empieza dentro de uno mismo, que ni arrinconados en nuestra intimidad puede ser, el rendirse, una opción. "No pasarán", el más pisoteado de los lemas, vence verdaderamente cuando se aplica a nuestro interior"

Si os manifestáis, os multan o detienen. Si os multan o detienen arbitrariamente (perdonad la redundancia, dado el contexto) porque osáis defender vuestros derechos y queréis que os hagan justicia, debéis pagar las tasas de juicio. Y, cuando os mienten con el cuento de que vamos a mejor, ni siquiera podréis contradecirles mostrándoles a vuestros hijos sin pan. Siempre saldrá un Don Alguien que les dará la razón, porque es verdad que su economía va bien y que la gente que trafica –hoy me lo ha asegurado el ejecutivo de una inmobiliaria– tiene los brotes verdes brotándoles, de nuevo, de los sobacos, y puede emplear a gente con títulos e idiomas por la mitad del sueldo de un conserje de antes. A la vuestra, a esa pequeña voz de sacrificados en vena, no va a hacerle caso nadie.

Han vencido. Es cierto que ellos salen de la crisis y que ellos, a efectos de supervivencia de su especie, tienen razón. Están surgiendo del túnel, están viendo la luz, conducen la locomotora absolutista, dejan que los indios de la oposición sigan entreteniéndose con sus tonterías durante tantas lunas como sea necesario, y arrastran vagones cargados con miles de silentes borregos a los que esquilar y esquilmar con el beneplácito y para el beneficio del banquero, el empresario y el consejero delegado, nuestra nueva Santísima Trinidad.

Hay que reconocerlo. Se lo han montado de puta madre. Estos más o menos bien nacidos para mandar que constituyen el nuevo antiguo régimen han conseguido un éxito doble. Uno, desarticularnos; y dos, lo que más me duele, celebrarlo en el día en que se cumplen los nunca bastantes años que han caído desde aquel 20-N en el que feneció Francisco Franco, pero no así su Arriba España. La España de Arriba, de los educados matones que no soporta que les muestren una sandalia, de los barrios gangosos donde se respira mejor y en donde el aborto, fraguado y silenciado entre la abuela y la chacha y el ginecólogo de la familia, huele a manta caliente y a confitura de albaricoque. La España de los dos Arturos Fernández, con batines de seda, trajes de etiqueta y moral intercambiables.

Pero no quiero terminar con algo tan amargo. Quiero deciros que todo empieza dentro de uno mismo, que ni arrinconados en nuestra intimidad puede ser, el rendirse, una opción. "No pasarán", el más pisoteado de los lemas, vence verdaderamente cuando se aplica a nuestro interior.

No les dejéis pasar a vuestra conciencia. Ni a ellos, ni a sus mentiras.


http://www.eldiario.es/zonacritica/Perdonen-arrodille_6_198840133.html


sábado, 2 de noviembre de 2013

Todas las víctimas no son iguales

Lidia Falcón  publico.es 1/11/2013

En pleno escándalo mediático y de la sociedad civil, en el que han participado el gobierno, periodistas y juristas de reconocido prestigio, ocasionado por la sentencia del tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo sobre la “doctrina” Parot, con manifestación multitudinaria apoyada por miembros de la dirección del Partido Popular y recibimiento de las víctimas por el rey, incluidos, José Amedo Fouces se pasea por los platós televisivos haciendo apología del crimen. De sus crímenes. Del asesinato de las veintinueve personas, una niña de tres años entre ellas, que cayeron bajo las balas o las bombas que el GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación)  distribuyó a su buen criterio por bares, coches, plazas y domicilios para ultimar a supuestos etarras –ninguno tenía sentencia firme-,  o a ciudadanos ajenos a tal actividad, que desgraciadamente para ellos se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Ese Amedo es recibido en los canales de televisión como una estrella invitada, se sienta al lado de periodistas y políticos honrados y tanto el presentador del programa como los otros contertulios le preguntan, con una mezcla de admiración y cortesía, sobre sus fechorías. Y tan siniestro personaje no duda en dar detalles de sus crímenes y de los de sus asociados y sicarios que también fueron condenados con él, justificándolos, considerándolos incluso un servicio a la patria.

El que era subcomisario de la Policía Nacional en Bilbao en 1983 –después de haber pertenecido a la siniestra Brigada Político Social bajo la dictadura- cuando se inician los crímenes del GAL, en septiembre de 1991 fue condenado por la Audiencia Nacional a 108 años y ocho meses de prisión y accesoria de inhabilitación por seis delitos de asesinato frustrado (cinco como autor moral y uno como autor por inducción), lesiones, asociación ilícita y falsificación, todo ello en relación con el llamado “caso Amedo-Domínguez”. Tal sentencia fue confirmada de modo prácticamente íntegro por la Sala Segunda del Tribunal Supremo en marzo de 1992. Y nuevamente en julio de 1998 fue condenado, junto a otros, por la Sala Segunda del Tribunal Supremo a nueve años y seis meses de prisión y once años de inhabilitación absoluta por los delitos de secuestro y malversación de caudales públicos, en relación con el llamado “caso Marey”.

Pues bien, este asesino convicto y confeso –las entrevistas televisadas se realizan con el pretexto de promocionar un libro en el que cuenta con detalle sus fechorías- es tratado en los medios de comunicación no ya con la normalidad con que se mueven otros tertulianos, sino con la deferencia que merece un personaje excepcional. Ese indeseable asegura que nunca se lucró con los delitos, cuando se demostró en los juicios que sólo en una noche en el casino Kursaal de San Sebastián perdió 30 millones de pesetas, que provenían directamente de los fondos reservados del Ministerio del Interior.

Y ahora se atreve, a cara descubierta y frente a la pantalla, a calificar de canalla al juez Garzón, sin que ninguno de los comparten mesa con él le haga reconvención alguna. El juez Garzón que fue el que, con minuciosidad y paciencia, instruyó las causas contra él y contra diecisiete cargos del Ministerio de Interior implicados en la organización, inducción y pago de los delitos. Y no sería tan mala y tendenciosa la instrucción, como aseguran los delincuentes, cuando la Audiencia Provincial los condenó a todos y tanto el Tribunal Supremo como el Constitucional ratificaron las condenas.

Amedo salió en libertad condicional en el año 2000, después de haber pasado doce años en prisión, la mitad de ellos en régimen abierto. Es decir, que de los 118 años de condenas cumplió en régimen cerrado únicamente 6. Los demás condenados – Michel Domínguez fue el más cercano colaborador de Amedo-, sicarios franceses, portugueses y españoles, y no digamos los cargos del Ministerio de Interior han disfrutado de beneficios semejantes.

Pero no se han convocado manifestaciones ni celebrado debates ni difundido condenas públicas por la inaudita lenidad con que, tanto la justicia española como los gobiernos sucesivos, del PSOE y del PP, como la Dirección de Prisiones, han tratado a los asesinos de los GAL, organizados por el Ministerio de Interior de los gobiernos de Felipe González.  Ni por supuesto se han hecho declaraciones, orbi et orbe, condenando tales resoluciones judiciales y  penitenciarias, en todos los micrófonos a que políticos y periodistas tienen acceso, como ha sucedido con los excarcelados de ETA, de los que el que menos prisión ha cumplido han sido 21 años, y la primera beneficiada por la libertad llevaba 27 años encarcelada.

Porque ya se sabe que en España todas las víctimas no son iguales, y tampoco sus asesinos. Ni José Antonio Lasa, ni José Ignacio Zabala ni Segundo Marey ni el trabajador ferroviario Jean Pierre Leiba, ni los dos miembros de los comités antinucleares Xavier Lorenzo y Endica Lorenzo, ni José Oliva Gallastegui, ni Bonifacio García ni Juan Jaúregui Aurria ni el bailarín Christian Olaskoaga. Ni el concejal pediatra Santiago Brouard, tiroteado en su propia consulta médica, ni  Juan José Iradier, ni Christian Casteigts ni Emile Weiss y Claude Doer ni Dominique Labeyrie ni el fotógrafo del diario Egin Xabier Galdeano ni Emile Weiss y Claude Doer ni Robert Caplanne, ni Karmele Martínez ni Federick Haramboure ni la niña de tres años Nagore Otegu, ni Christophe Matxikote y Catherine Brion ni Juan Carlos García Goena, muertos por los GAL, ninguno de los cuales tenía relación alguna con ETA ni con su entorno, merecen el respeto, la condolencia ni el homenaje que les tributan a las víctimas de los etarras.   Suponiendo, lo que es mucho suponer en un Estado de Derecho, que los demás asesinados fueran todos etarras, sin haber sido sometidos a juicio alguno y en un país que ha suprimido la pena de muerte.

Pero, reflexiono, ¿Cómo puedo pedir en España igualdad en la justicia y el reconocimiento a las víctimas del GAL, cuando por los ciento cincuenta mil ciudadanos civiles asesinados por las hordas fascistas durante años no se ha proseguido ninguna causa en nuestro país, y sus familiares han debido acudir a la justicia argentina para recibir el mínimo consuelo de que una jueza exija la extradición de algunos de los verdugos?

Ciertamente en nuestro país todas las víctimas no son iguales.

http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2013/11/01/todas-las-victimas-no-son-iguales/