Un jurado “popular” ha absuelto a Islero de la muerte de Manolete en 1947. El mismo jurado “popular” –que hacía horas extras- ha declarado “no culpable” a Francisco Camps del delito de cohecho en un asunto de trajes a medida y amiguitos del alma.
El portavoz de este jurado ha declarado que él sus compañeros están dispuestos a declarar “no culpables” a los directivos del Banca de Valencia, la CAM, de Bancaja, de Emarsa, de Brugal… que entre todos se habrán llevados “calentitos” unos 50.000 milloncetes del ala y a pedir el Toisón de Oro para El Bigotes, la Gran Cruz de Isabel la Católica para Alperi, Castedo y Hernández Mateo y la Medalla al Mérito del Organismo Nacional de Loterías para Fabra.
“Para esas estamos” ha añadido, mientras Camps, otra vez alegre, decía: “Bien, bien, esto va bien.”
España va bien, la basura va bien, los chorizos van bien, la justicia va bien y ya, los pobres españoles, que no roban, que no ponen grifos de oro es sus cuartos de baños, que no usan bolsos de Vuitton, que no quieren un huevo a su “regalador” oficial, estamos estigmatizados ante el mundo.
El que no llora no mama y este país está a punto de irse por la alcantarilla. Y eso que el mandamás es registrador de la propiedad. “A mi que registren”, dirá. La honradez ha caído en descrédito absoluto, la decencia de los cargos públicos yace llena de telarañas y los jurados “populares” sonríen bajo el antifaz.
Las elecciones producen grandes estadistas que corren a Bonn a que los bendigan, serviles y tal, se construyen monumentos al “chorizo” ejemplar y se engendran místicos banqueros, dulces como los melones o los higos chumbos.
Con estos materiales se acometen infinitas reformas laborales y hay un clamor de tijeras en el espacio. Urdargarin y los devoradores de gachas se tiran al monte solos, el sol penetra en los agujeros de las cuentas cifradas pero no consigue su opacidad. ¡Y venga declaraciones de no culpabilidad! ¡A mí que me registren, dice Mariano el registrador!
Hemos dejado de ser pobres y barrocos. Ahora somos míseros y gilipollas.
El portavoz de este jurado ha declarado que él sus compañeros están dispuestos a declarar “no culpables” a los directivos del Banca de Valencia, la CAM, de Bancaja, de Emarsa, de Brugal… que entre todos se habrán llevados “calentitos” unos 50.000 milloncetes del ala y a pedir el Toisón de Oro para El Bigotes, la Gran Cruz de Isabel la Católica para Alperi, Castedo y Hernández Mateo y la Medalla al Mérito del Organismo Nacional de Loterías para Fabra.
“Para esas estamos” ha añadido, mientras Camps, otra vez alegre, decía: “Bien, bien, esto va bien.”
España va bien, la basura va bien, los chorizos van bien, la justicia va bien y ya, los pobres españoles, que no roban, que no ponen grifos de oro es sus cuartos de baños, que no usan bolsos de Vuitton, que no quieren un huevo a su “regalador” oficial, estamos estigmatizados ante el mundo.
El que no llora no mama y este país está a punto de irse por la alcantarilla. Y eso que el mandamás es registrador de la propiedad. “A mi que registren”, dirá. La honradez ha caído en descrédito absoluto, la decencia de los cargos públicos yace llena de telarañas y los jurados “populares” sonríen bajo el antifaz.
Las elecciones producen grandes estadistas que corren a Bonn a que los bendigan, serviles y tal, se construyen monumentos al “chorizo” ejemplar y se engendran místicos banqueros, dulces como los melones o los higos chumbos.
Con estos materiales se acometen infinitas reformas laborales y hay un clamor de tijeras en el espacio. Urdargarin y los devoradores de gachas se tiran al monte solos, el sol penetra en los agujeros de las cuentas cifradas pero no consigue su opacidad. ¡Y venga declaraciones de no culpabilidad! ¡A mí que me registren, dice Mariano el registrador!
Hemos dejado de ser pobres y barrocos. Ahora somos míseros y gilipollas.
http://lucasleonsimon.wordpress.com/