jueves, 9 de febrero de 2012

¡Qué asco de país!

Lucas Leon Simon
 09/02/2012
Hay momentos para la nausea infinita. Este es uno de ellos. Nunca me he sentido demasiado orgulloso de ser español. Conozco demasiado de la historia de este país. Rinconete, Cortadillo, el patio de Monipodio y El Lazarillo de Tormes no se escribieron por casualidad. Son un retablo, un parco reflejo de nuestra naturaleza.

Este es un país de gente ruin y torva. Truhanes, ladrones, maleantes y gente enquistada en las peores baldas del ser humano. Un clan de esta madera, el llamado Tribunal Supremo, acabar de condenar al juez Garzón a 11 años de inhabilitación y su expulsión de la carrera judicial.

¿Por qué? Casi da igual. Aparentemente por ordenar escuchas ilegales entre los cabecillas de la trama Gurtel y sus abogados cuando estaban en la cárcel. Grabaciones que estaban solicitadas por la policía y avalada por el fiscal que llevaba el caso. Estamos hablando de una trama sistemática y organizada para financiar ilegalmente a un partido del poder. Del robo de miles de millones del erario público para lucro personal de unos cuantos y de la “rentabilidad” electoral de un partido.

Asco infinito. Este país se va por la alcantarilla irremisiblemente. Un delincuente manifiesto como Francisco Camp, responsable además de la quiebra completa de la Comunidad que presidía y de un “agujero” de 60.000 millones de euros entre el Banca y la Caja de Ahorros de su territorio, es declarado no culpable y el primer condenado de un proceso sobre mafiosos es el juez que lo investiga.

Este, el blog donde escribo, es un último reducto para decir lo que pienso sin servidumbres ni a los poderes fácticos ni mediáticos. Y me siento avergonzado de pertenecer a esta comunidad mal llamada patria.

Un exponente de esa España de cuchitril y mesa camilla fue Fernando VII, “El Rey Felón”, que defecó varias veces sobre su dignidad, la de la corona y las de sus leyes. En una de sus idas y venidas fue recibido en Madrid por una muchedumbre de chulapos y manolas al grito de: ¡Vivan las caenas! Hoy, un remedo de jueces emboscados en su fascismo militante, han vuelto a gritar lo mismo. Por escrito. ¡Que les den!

Una soplapollas como Esperanza Aguirre ha recibido la sentencia con una amplia cara de satisfacción diciendo.: "un triunfo del Estado de Derecho". ¿De qué Estado? ¿De que Derecho? ¡Que le den!

Me producen un asco supremo los jueces de este país, y sus leyes, y sus gobernantes, sus manolos, chulapos, ministros, curatos y obispos pederastas. Fatalmente, malvivimos en el reino natural del latrocinio. ¡Que les den!