Juan José Millás 23.02.2013
Sería más económico, sobre todo desde el punto de vista de las emociones, jugarse el Debate sobre el Estado de la Nación a los chinos, incluso a cara o cruz, que apostarlo a ver quién miente con más estilo o maneja con más habilidad una retórica de todo a cien. Nuestro descenso a los infiernos incluye, en fin, esta ceremonia en la que los políticos aparcan durante un par de días la realidad para ofrecernos un espectáculo que ni siquiera tiene gracia. Imaginen a un contribuyente que vive en el 3º B de cualquier piso de cualquier localidad española, atento a esos discursos que influyen sobre su vida lo mismo que el aleteo de una mosca detrás de los visillos. En los dos casos se trata de un zumbido adormecedor. Quizá de eso se trata, de que nos durmamos.
La expresión "Debate sobre el Estado de la Nación" es de una grandilocuencia que sobrecoge. Supone uno que el debate tendrá el tamaño de la Nación, o que estará a la altura de sus problemas. Pero supone uno mal, porque si lo escucha asomado a la ventana, comprueba enseguida que no hay relación alguna entre la nación y lo que se dice de ella.
-A ver si sintonizaste mal la radio y has escuchado el Debate sobre el Estado de la Nación de Marte.
-Pues no me extrañaría porque a veces daban la impresión de hablar en otro idioma.
Hablábamos de jugarse el debate a los chinos o a cara cruz, lo que quizá pueda parecer degradarlo en exceso. De acuerdo, que se lo jueguen entonces al ajedrez, que da más pisto. Decía, por cierto, Elías Canetti del ajedrez que era un juego inteligente y superficial. ¿Se puede ser inteligente y superficial al mismo tiempo? Desde luego que sí. En esa contradicción posible estriba gran parte de nuestra desgracia. Tanto Rajoy como Rubalcaba estuvieron inteligentes, pero superficiales; por lo general, más lo segundo que lo primero. Y es que no les quedaba otro remedio que apoyarse mutuamente fingiendo ponerse la zancadilla de manera recíproca. No pueden tolerar que se vaya al cuerno el invento del bipartidismo, del que viven. Por eso muchos analistas han hablado también de esgrima parlamentaria: otro juego inteligente y superficial. Mejor a los chinos.
http://www.diarioinformacion.com/opinion/2013/02/23/inteligencia-superficialidad/1346779.html
domingo, 24 de febrero de 2013
martes, 19 de febrero de 2013
Un chiste
ALMUDENA GRANDES El País 18 FEB 2013
Un amigo le dice a otro: ¡Jo, macho, qué mala suerte tengo! Ya ves, a la infanta Cristina le ingresa su marido unos millones en la cuenta y no se entera. La ministra de Sanidad ve un Jaguar en su garaje y ni pregunta. Y a mí, el viernes pasado, se me ocurre invitar a mis colegas a unas rondas después de cobrar la nómina, y al llegar a casa resulta que mi mujer no solo lo sabía todo, sino que encima me montó un pollo que no veas...
Como chiste, es estupendo. Como realidad no tiene ninguna gracia, pero eso no significa que sea triste. Es peor. Pude comprobarlo el otro día gracias a Ana Mato, que alegó en el Congreso que su persecución implica un retroceso de décadas en la consideración de la igualdad de género, porque se la está haciendo responsable de las acciones de su marido. Dejando de lado conceptos como amor, cariño, complicidad, solidaridad, lealtad y, sobre todo, decencia, el argumento me pareció tan chusco que intenté reírme, pero no pude. Como diría un poeta, el insuperable cinismo de la ministra había cubierto mis labios de escarcha.
Algo parecido me pasó días después con Victoria Álvarez, la antigua amante —¡cuántas ex, últimamente!— de Jordi Pujol hijo, mientras la oía preguntarse en voz alta, a cuenta del espionaje que padeció, en qué clase de país vivimos. Me habría encantado explicarle que vivimos precisamente en el país donde ella asistió durante años a un trasiego incesante de billetes de 500 euros entre Barcelona y Andorra sin decir ni mu, pendiente solo de las comisiones que se le pudieran quedar entre las uñas. Un país en el que los delincuentes, espías y/o espiados, siempre encuentran la ocasión de hacerse pasar por víctimas. Un país donde, dentro de poco, cuando el último joven con talento haya tenido que emigrar por culpa de chorizos como ella, perderemos incluso el consuelo de los buenos chistes.
http://elpais.com/elpais/2013/02/15/opinion/1360931915_444288.html
Un amigo le dice a otro: ¡Jo, macho, qué mala suerte tengo! Ya ves, a la infanta Cristina le ingresa su marido unos millones en la cuenta y no se entera. La ministra de Sanidad ve un Jaguar en su garaje y ni pregunta. Y a mí, el viernes pasado, se me ocurre invitar a mis colegas a unas rondas después de cobrar la nómina, y al llegar a casa resulta que mi mujer no solo lo sabía todo, sino que encima me montó un pollo que no veas...
Como chiste, es estupendo. Como realidad no tiene ninguna gracia, pero eso no significa que sea triste. Es peor. Pude comprobarlo el otro día gracias a Ana Mato, que alegó en el Congreso que su persecución implica un retroceso de décadas en la consideración de la igualdad de género, porque se la está haciendo responsable de las acciones de su marido. Dejando de lado conceptos como amor, cariño, complicidad, solidaridad, lealtad y, sobre todo, decencia, el argumento me pareció tan chusco que intenté reírme, pero no pude. Como diría un poeta, el insuperable cinismo de la ministra había cubierto mis labios de escarcha.
Algo parecido me pasó días después con Victoria Álvarez, la antigua amante —¡cuántas ex, últimamente!— de Jordi Pujol hijo, mientras la oía preguntarse en voz alta, a cuenta del espionaje que padeció, en qué clase de país vivimos. Me habría encantado explicarle que vivimos precisamente en el país donde ella asistió durante años a un trasiego incesante de billetes de 500 euros entre Barcelona y Andorra sin decir ni mu, pendiente solo de las comisiones que se le pudieran quedar entre las uñas. Un país en el que los delincuentes, espías y/o espiados, siempre encuentran la ocasión de hacerse pasar por víctimas. Un país donde, dentro de poco, cuando el último joven con talento haya tenido que emigrar por culpa de chorizos como ella, perderemos incluso el consuelo de los buenos chistes.
http://elpais.com/elpais/2013/02/15/opinion/1360931915_444288.html
sábado, 16 de febrero de 2013
La fiesta de la democracia
Juan José Millás diarioinformacion.com 15.02.2013
Está uno viendo la tele sin meterse con nadie, cuando sale Rajoy y confiesa que no ha cumplido, en efecto, su programa electoral, pero que ha hecho lo que debía. Suena a aquella otra frase según la cual el gobernante no debe dar explicaciones más que a Dios y a la Historia. Una vez aceptada que la parte contratante de la primera parte no contrae, al firmar, ningún compromiso que le vincule con la parte contratante de la segunda parte, se podrían suprimir las campañas electorales, que salen por un dinero. Pero las mantendremos, a modo de ritual vacío, para darle color a eso que venimos llamando "la fiesta de la democracia".
Piensa uno que cuando se produce una colisión de intereses entre lo que se ha prometido y lo que luego, en conciencia, cree que debe hacerse, no debería salir perdiendo el ciudadano. Oiga, tan importante es su conciencia de usted como la nuestra. Significa que si un gobernante se ve en la tesitura, signifique lo que signifique tesitura, de traicionar o traicionarse, debe dimitir, convocar elecciones y presentarse con el nuevo programa. A menos, claro, que cuando redactaba el programa ya tuviera intención de deshacerse de él una vez ganadas las elecciones. Y eso es lo que creemos, señor Rajoy, que usted ya tenía en la cabeza el desastre que está perpetrando. ¿Pero cómo ganar las elecciones jurando que se subirán los impuestos, se privatizarán la enseñanza, la justicia y la sanidad y se congelarán las pensiones? Malamente, nos hacemos cargo.
Como esto no empezó con Rajoy, sino que lo inauguró Zapatero, por remitirnos a un antecedente cercano, en su segunda legislatura, el público empieza a estar muy mosqueado. Según las encuestas, un 85% de mosqueo o así. Lo que se traduce, por utilizar la palabra políticamente correcta, en la "desafección" palpable en cualquier tertulia. En realidad, no es desafección, es asco, repugnancia, aborrecimiento. La transparencia, ya vamos viéndolo, consiste en eso, en subirse a sí mismo el sueldo el 27% mientras se recomienda la moderación salarial para los otros, y en confesar abiertamente que el programa electoral se cuelga al lado del retrete al día siguiente de la fiesta de la democracia. Vale.
http://www.diarioinformacion.com/opinion/2013/02/15/fiesta-democracia/1344030.html
viernes, 8 de febrero de 2013
Las dos caras
Juan José Millás - El País 8/2/2013
No es ya que el PP dispusiera de un dinero A y de un dinero B, es que la doble contabilidad parece el modelo dominante. Así, Ana Mato es la cara A de Jesús Sepúlveda al modo en que Amy Martin era la cara B de Irene Zoe Alameda.
Tenemos también una justicia A y una justicia B, una sanidad A y una sanidad B, una educación A y una educación B, todo ello en función de las disponibilidades económicas del contribuyente. Por abreviar, resulta que conviven en el mismo espacio, como sucede con las dimensiones paralelas, una realidad A y una realidad B.
La realidad A de Rajoy, por ejemplo, es la de un señor que ha perdido dinero por dedicarse a la política. Ha perdido mucho dinero, mucho, mucho, el otro día no quiso decirnos cuánto por modestia y para evitarnos la vergüenza que sentiríamos al conocer la cifra siendo, como somos, tan desagradecidos. Claro que todo lo que ha perdido Rajoy lo han ganado Bárcenas y sus alrededores. Bárcenas es, en cierto modo, la versión B de Rajoy. Por eso Rajoy le pagaba el abogado y le mantenía el coche y el chófer y la secretaria y el despacho… La cara A de Rajoy es la de un héroe dispuesto a sacrificarlo todo por usted y por mí y por la patria, porque si es necesario nombrar la patria, nombramos la patria y tiramos de la bandera. Lo importante es que el ruido retórico de la cara A oculte la orgía de la cara B. Y hay que hacer mucho ruido para tapar el jadeo sexual de 22 millones de euros, por dar una cifra que ya se va quedando corta, pues de la cara B, de momento, solo hemos visto la nariz de Pinocho. Quedan por aparecer los ojos, y la frente y la boca, o la bocaza de las grandes palabras. De modo que en apariencia estamos gobernados por una cara A con caracteres de imprenta, pero quien manda es la B, escrita a mano. Lo que tienen en común las dos caras, o jetas, es lo duras que son.
http://elpais.com/elpais/2013/02/07/opinion/1360255559_087560.html
domingo, 3 de febrero de 2013
La conjura de los ladrones necios
Lucas Leon Simon 2.2.2013 http://lucasleonsimon.wordpress.com/
Todo el país era víctima de su conjura. Infiltrados en la democracia, nunca habían sido
demócratas. Hablando en nombre de las “personas de bien” eran una partida de
malhechores. Diciendo representar a las “gente normal” eran una élite de
ladrones a gran escala. Declamando en nombre de la “cultura del esfuerzo” se
financiaban irregularmente y se repartían el botín. Pregonando la
“responsabilidad” habían saqueado el país, a sus gentes, y a su riqueza. En nombre de la “austeridad”, la ajena,
habían hecho retroceder mil años la sanidad, la educación, la justicia y el
“sursum corda” de los derechos ciudadanos.
Las medidas “duras” que decían estar “obligados a tomar”
eran duras sólo para una clase, sus amigos, sus protegidos, tenían leyes,
indultos y amnistías hechos a su medida.
Expoliaron a los sindicalistas, obreros, desempleos,
sanitarios, mineros, enseñantes, hombres de leyes, funcionarios, pensionistas,
jóvenes y ancianos. Subieron impuestos,
tasas y precios públicos. Privatizaron lo imprivatizable. Encarecieron
lo incarecible. Sobornaron lo insobornable. Y saquearon el país. A fondo y a
conciencia. Enriquecieron a sus amigos y empobrecieron a la mayor parte de una
ciudadanía indefensa y apaleada.
Derribaron los pilares de su convivencia, destruyeron sus
leyes y su democracia, corrió el fascismo por sus decretos y enmudecieron,
agredieron y amordazaron la protesta social. Abatieron derechos, picaron
garantías y hundieron el estado de bienestar, y a la venta pusieron empresas
públicas, servicios imprescindibles y sanidades necesarias, cobraron moneda de
traición a su pueblo y subastaron su pobreza, de sol a sol y de recorte en
recorte.
Vendieron el país a los mercados y subordinaron su soberanía
con escalo, agosticidad y alevosía. Recobraron la memoria del dictador y se
repartieron su fascista herencia política. Ocuparon autonomías y ayuntamientos
con mentiras, corrupción y pijeria, enlutaron la Cultura y echaron suertes
sobre los restos de la Salud Pública, para un siniestro carnaval de sobres
negros de robo y rapiña.
Pisotearon al país y a sus habitantes y se mofaron de su
duelo, de sus desempleados y de sus ancianos, y, se repartieron, destruyéndola,
la democracia.
http://lucasleonsimon.wordpress.com/2013/02/02/la-conjura-de-los-ladrones-necios/
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