Lucas Leon Simon 2.2.2013 http://lucasleonsimon.wordpress.com/
Todo el país era víctima de su conjura. Infiltrados en la democracia, nunca habían sido
demócratas. Hablando en nombre de las “personas de bien” eran una partida de
malhechores. Diciendo representar a las “gente normal” eran una élite de
ladrones a gran escala. Declamando en nombre de la “cultura del esfuerzo” se
financiaban irregularmente y se repartían el botín. Pregonando la
“responsabilidad” habían saqueado el país, a sus gentes, y a su riqueza. En nombre de la “austeridad”, la ajena,
habían hecho retroceder mil años la sanidad, la educación, la justicia y el
“sursum corda” de los derechos ciudadanos.
Las medidas “duras” que decían estar “obligados a tomar”
eran duras sólo para una clase, sus amigos, sus protegidos, tenían leyes,
indultos y amnistías hechos a su medida.
Expoliaron a los sindicalistas, obreros, desempleos,
sanitarios, mineros, enseñantes, hombres de leyes, funcionarios, pensionistas,
jóvenes y ancianos. Subieron impuestos,
tasas y precios públicos. Privatizaron lo imprivatizable. Encarecieron
lo incarecible. Sobornaron lo insobornable. Y saquearon el país. A fondo y a
conciencia. Enriquecieron a sus amigos y empobrecieron a la mayor parte de una
ciudadanía indefensa y apaleada.
Derribaron los pilares de su convivencia, destruyeron sus
leyes y su democracia, corrió el fascismo por sus decretos y enmudecieron,
agredieron y amordazaron la protesta social. Abatieron derechos, picaron
garantías y hundieron el estado de bienestar, y a la venta pusieron empresas
públicas, servicios imprescindibles y sanidades necesarias, cobraron moneda de
traición a su pueblo y subastaron su pobreza, de sol a sol y de recorte en
recorte.
Vendieron el país a los mercados y subordinaron su soberanía
con escalo, agosticidad y alevosía. Recobraron la memoria del dictador y se
repartieron su fascista herencia política. Ocuparon autonomías y ayuntamientos
con mentiras, corrupción y pijeria, enlutaron la Cultura y echaron suertes
sobre los restos de la Salud Pública, para un siniestro carnaval de sobres
negros de robo y rapiña.
Pisotearon al país y a sus habitantes y se mofaron de su
duelo, de sus desempleados y de sus ancianos, y, se repartieron, destruyéndola,
la democracia.
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