miércoles, 10 de abril de 2013

Un superhéroe del consenso


Juan José Millás - diarioinformacion.es 09.04.2013
Se repite estos días como un mantra que Miguel Roca, el abogado de la infanta imputada, es un pactista, un rey del consenso. No importa qué periódico leas, qué radio escuches, las palabras "pactista" y "consenso" aparecen espolvoreadas en el discurso con tal generosidad que uno acaba por reparar solo en ellas como en un guiso salado no le queda otro remedio que reparar en la sal. Esto está salado. Si está muy salado, solo prestas atención a la sal, no a los garbanzos ni a la judías, ni siquiera a los percebes, si se tratara de percebes. La sal, en grandes cantidades, es muy invasora, como el vinagre, que además se come los glóbulos rojos, o eso decía mi padre.
Un pactista, un rey del consenso. Se sienta dos horas con un contrario y acaban firmando una constitución. Eso es lo que necesita Roca, un par de horas para convencer al otro, o a sí mismo, de que deben llegar a un acuerdo y ponerlo por escrito. Tanto se han repetido estos días los dos términos que por la noche, en la cama, cuando uno cerraba los ojos, veía a Miguel Roca como un superhéroe de la serie Marvel cuyo poder consistía en pactar. Estaba el hombre tan tranquilo, cenando unas acelgas rehogadas con su familia, cuando sus sensores, de súbito, detectaban una situación de enorme tirantez, no sé, en el piso de abajo, donde un matrimonio no se ponía de acuerdo en si ir de vacaciones al mar o a la montaña. Entonces aparecía Miguel Roca con su capa de superhéroe, se ponía a negociar con ellos y en dos minutos los cónyuges en conflicto acordaban ir al marmonta o a la montamar. No hay disenso que se le resista. Pero qué agotador.
Ahora bien, nos preguntamos ingenuamente, qué rayos hace un negociador en un asunto como este. ¿A quién tiene que convencer de qué? Si se puede elegir, a mí me gustaría que me convenciese de que el recurso del fiscal Horrach, y su tono, no son algo completamente inédito en la jurisprudencia española. Que es normal, vamos. En otras palabras, que el Rey no ha llamado a Ruiz Gallardón y que Ruiz Gallardón no ha llamado al fiscal general y que el fiscal general no ha llamado a Horrach. Ya con eso me conformaría. Porque es que, la verdad, me encantaría estar equivocado. Nos vemos cuando usted quiera, señor Roca.

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