Lidia Falcón - público.es 13.9.2015
Se ha hallado el cadáver de Denise Pikka Thiem, que
desapareció en el camino de Santiago el 5 de abril pasado. Durante cinco meses
no se encontró ninguna pista sobre ella. Ni Guardia Civil ni vecinos fueron
capaces de encontrar los restos de la desaparecida, que evidentemente estaba
muerta. Pero hace unos días el senador norteamericano John McCain apareció
públicamente mostrando su alarma por la falta de noticias de su paradero,
preocupado puesto que era ciudadana estadounidense, y ofreció al gobierno
español la ayuda del FBI para proceder a las investigaciones. ¡Y hete aquí que
a los dos días salían 500 hombres a rastrear los campos, y en cuestión de otros
dos detenían al presunto asesino y le
hacían confesar donde había escondido los restos!
Me pregunto si la desdichada mujer, negra, hallada calcinada
en el container de Nerva (Huelva) hubiese sido ciudadana estadounidense
nuestras fuerzas de seguridad del Estado, el fiscal, el juez del juzgado de
instrucción y los médicos forenses, quizá hubiesen decidido que la muerte se
produjo por violencia ejercida por otras personas y no por suicidio, y hoy estarían
investigando seriamente lo sucedido.
No será posible que los forenses, la Guardia Civil y el
Ministro del Interior –que ha aparecido hoy en la televisión presumiendo del
éxito de la investigación- comuniquen a McCain que Denise Pikka se ha suicidado.
Porque no hay como ser ciudadana de los Estados Unidos de América del Norte.
Ser ciudadana española, y supongo que en el caso de la negra de Nerva ni eso,
no garantiza que tu Estado se sienta responsable ni de tu seguridad en vida ni
de la investigación de tu muerte.
En nuestro país se está dando la proliferación de casos de
suicidadas, en condiciones realmente extraordinarias, que ni siquiera por la
singularidad que muestran merecen ser investigadas.
El diario La Provincia de Las Palmas del 4 de septiembre de
2015, publica una curiosa crónica, que reproduzco por su originalidad:
“El suicidio de una ciudadana británica en la localidad
turística de Corralejo, municipio de La Oliva, ocurrido el pasado día 20 de
agosto, suscitó una serie de dudas entre los investigadores derivada de la
posibilidad de que tras su muerte se escondiera algún tipo de delito, hasta el
punto de que se efectuaron dos autopsias. Las dos determinaron que la causa del
óbito fue suicidio. Con todo, tras la primera revisión forense, la
investigación se mantuvo abierta. El escenario y las circunstancias de la
muerte alimentaban algunas sospechas.
“Charlote J. R., una joven inglesa de 27 años, residía desde
hacía tiempo en el complejo de apartamentos El Sultán, en Corralejo, con su
familia. Tenía dos hijos y en el momento de su fallecimiento se encontraba
embarazada de un mes y medio. La muerte se produjo con un cuchillo de grandes
dimensiones y el cuerpo presentaba tres cuchilladas profundas en el tórax, que
originaron la muerte casi instantánea. Los agentes de la Policía Judicial de la
Guardia Civil, tras analizar los hechos que rodearon el trágico suceso,
determinaron inicialmente que el fallecimiento se produjo de forma voluntaria.
Estas conclusiones también fueron refrendadas por los resultados de la
necropsia.
“Sin embargo, el proceso de investigación, pese a las
escasas diligencias practicadas, pues no se interrogó a los vecinos, ni se
llevaron a cabo más análisis, se planteó una serie de dudas derivadas de la
inspección ocular de la vivienda donde fue hallado el cadáver. Los agentes se
encontraron con el hecho de que el lugar en el que ocurrió el suceso estaba
absolutamente limpio. No quedaban rastros de sangre en el cuchillo. Por si
fuera poco, incluso se había procedido al lavado de diversas piezas de la ropa
de cama de la finada. Todas estas circunstancias hicieron sospechar que tras el
óbito pudiera esconderse un delito.
“Al conocer estos detalles y como quiera que en los últimos
meses se ha detectado en el conjunto del país una tendencia a hacer pasar como
suicidios algunos casos de violencia de género, el juez de guardia el día que
ocurrieron los hechos solicitó una segunda autopsia.
“Muerte voluntaria
“En la nueva necropsia realizada por otro forense se
encontraban presentes agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil. A
pesar de las dudas que se habían generado el resultado fue el mismo: muerte
voluntaria.
“Este periódico intentó conocer la opinión de la familia de
la fallecida. Sin embargo, en un ambiente de clara hostilidad y sin apenas
mediar palabra, no quisieron recibir a los periodistas de este medio. Los
vecinos de los apartamentos próximos a la vivienda donde se produjeron los
hechos también evitaron pronunciarse sobre la muerte de la ciudadana británica.
Las personas a las que se les pidió información evitaron no solo identificarse,
sino que mostraron un total mutismo sobre las causas que rodearon al suceso y
que tantas sospechas generó”.
No he visto esta información en otros periódicos de más
difusión, ni ha aparecido en las pantallas de televisión ni mucho menos los
políticos se han preocupado por ella. Deben de haber considerado sin interés
este caso sobrenatural en el que una mujer puede matarse acuchillándose tres
veces en el pecho y después lavar las ropas de la cama, el suelo y el cuchillo.
Ya se sabe que las mujeres son muy apañaditas y curiosas y esta, aún muerta, no
iba a dejarlo todo sucio para que los vecinos la criticaran por dejada.
Resulta enormemente significativo que el redactor de la
noticia en La Provincia diga que “como quiera que en los últimos meses se ha
detectado en el conjunto del país una tendencia a hacer pasar como suicidios
algunos casos de violencia de género”… Si sigue esta tendencia se reducirán
significadamente el número de sumarios de los juzgados en los casos de
asesinatos machistas, lo que siempre es de agradecer cuando se encuentran tan
sobresaturados de trabajo.
Tampoco parece que haya llamado la atención a la policía, al
Ministerio del Interior, ni a los reporteros ni a los fiscales y al juez, que
ni los familiares, “en un ambiente de clara hostilidad y sin apenas mediar
palabra”, ni los vecinos, quisieran recibir a los periodistas de ese medio de comunicación.
No quiero pensar que tanto en el caso de Nerva como en el de
Las Palmas se hayan ejercido presiones ilícitas por parte de las mafias de diversos sectores del crimen
organizado que ordenan no solo las
mujeres que han de morir sino cuales asesinatos han de ser investigados y
cuales no. Porque eso significaría que las mujeres, y sobre todo aquellas
especialmente vulnerables: negras, extranjeras, estamos absolutamente inermes y
desamparadas en este país.
Es evidente que hay que ser ciudadana estadounidense para
que la policía española se ocupe de investigar tu desaparición y tu muerte.
Madrid 12 de septiembre 2015.
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